Si bien el sonido no fue brillante, si gustaron las propuestas por su carácter personal. Es más, el público disfrutó de lo lindo con ambos contrastes. Sí, contrastes, porque Maria Rodés junto a su cuarteto (contrabajo, batería, xilófono, coros y acústica) se mueve por un estilo más introspectivo, dentro de esa canción americana, europea (especialmente de la chanson francesa), que se impregna del jazz, del poso ‘crooner’ y que bebe de esa canción más de chambre, de alcoba, que ventila los aspectos más hogareños de la vida. ‘Una forma de hablar’ (BCore, 2010), es un disco muy especial, bello, de esos que te quita las legañas y que te hace despertar plácidamente. Rodés había publicado antes como Oníric. Y en directo su propuesta tiene ese cierto aire fugaz y de letanía que cala hondo y que llega, pero al que hay que entregarse. Pero es una entrega que gratifica por el toque relajante que aporta. Como broche final presentó un tema nuevo en catalán, “Aquesta nit” (si mi memoria no me falla), tierno y con compuesto a medias con Jordi Tost (xilófono, ukelele, coros) de El Gos Binari.
Y en el polo opuesto está Joan Colomo, guitarrista en The Unfinished Sympathy, en el papel de trovador con un punto de bufón del siglo XXI, animado la feria al público y creando el jolgorio. En ‘Contra todo pronóstico’ (BCore, 2010) Colomo parece coger el relevo de una canción fresca, viva que gana enteros en catalán y en castellano y que quizás es más obvia en inglés. Colomo contempla con desparpajo desde el folk mariachi (“El camí”) al universo Comelade (“L’infern” es genial), en su forma de cantar y de escribir hay ciertos matices que recuerdan a Albert Pla y a Joan Miquel (especialmente en “Todo es tan jodidamente relativo” o en “La ruleta”). Versos logrados e inspirados: “La ruleta gira para todos por igual / este descontrol no es casual / Termina y vuelve empezar / Se crea y se destruye / El cosmos marca el compás / Frenético giro sin final /../ El caos es natural, y este descontrol no es casual”. Y es que a pesar de que no contaban con su batería, pero si con un teclista y un contrabajista bien versátiles. Luego estuvieron los múltiples chascarrillos con gracia, como el momento en el que rememoraron a Roxette y se pusieron a versionear canciones del dúo sueco. O Puro cachondeo. Si puede que no sea muy profesional afirmar que no has ensayado mucho y que incluso sin la batería pierdes el ritmo de la canción pero al menos no hay impostura. Y además, que demonios, tampoco lo hacen mal ¡Y lo bien que lo pasamos!
Texto: Andrés Castaño
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