Si con apenas doce años, Joe Bonamassa fue capaz de impresionar a B.B. King y conseguir ser el telonero del gran bluesman, en el concierto del Palacio Municipal de Congresos de Madrid, el primero de su gira de este año por España, el genial guitarrista se convirtió en el maestro del auditorio.
Crecer entre las guitarras de su padre, grabar más de un disco por año y tocar todo lo que se pueda, es lo que hace que este hombre haya llegado a lo más alto del blues rock con apenas 35 años.
Durante cerca de dos horas y media, los asistentes, público de lo más variopinto, vibraron con el recorrido de temas de su último álbum Dust Bowl y de clásicos de su discografía, incluyendo reconocidas versiones.
En todos ellos, el guitarrista americano, demostró la increíble técnica combinada con la pasión que le han llevado a ser uno de los guitarristas más reconocidos a nivel mundial, y uno de los más queridos por un público madrileño, que ya empieza a estar acostumbrado a su presencia.
El show comenzó puntual con “Slow train“. A partir de ese momento, Bonamassa, con su look habitual (trajeado y con gafas de sol), estuvo acompañado por su colección de guitarras y arropado por bajo (Carmine Rojas), batería (Tal Bergman) y teclados (Rick Melick), todos a la altura del protagonista de la noche. La utilización del theremin en temas míticos como “Ballad of John Henry” añadieron potencia a la interpretación del conjunto.
Gracias a la ejecución de temas como “Sloe Gin“, el público ya no aguantó más en las butacas y se levantó a ovacionar al maestro.
Acierta con un repertorio que combina los temas más roqueros con el ritmo más lento y el blues más clásico. Su, ya, reconocible sonido incluye las influencias perfectamente asimiladas de todos los clásicos del genero. Desde el antiguo y mejor Clapton hasta el más moderno Robben Ford. Todo pasado por el tamiz de alguien que ha sabido tomar lo mejor de cada bluesman para hacer algo propio. Algo cada vez más difícil de ver en un estilo tan explorado y explotado como es el blues.
Ni el jet lag puede con un Bonamassa que se desliza sobre el escenario con sus zapatos blancos y que confesó tocar con varios cafés, coca colas y red bull encima para superar la diferencia horaria.
Su particular duelo con el batería Tal Bergman inician “Young man Blues“. También hubo momento para la guitarra acústica y más lucimiento en solitario con la ejecución de la sobresaliente “Woke up dreaming“.
La versión de la grandiosa “Bird on a Wire“, de Leonard Cohen (una elección curiosa y muy acertada) y “Just Got Paid“, fueron los dos bises que pusieron punto final a una noche inolvidable.
Los más afortunados se llevaron de recuerdo las baquetas y púas lanzadas por los músicos. Los demás, la elegancia del blues para seguir vibrando hasta el próximo concierto del gran Joe.
E.P.I.
La 53ª edición del icónico festival danés sin ánimo de lucro se celebrará del 28…
Aún no hemos empezado con los rankings del 2024, pero si hay algo que tenemos…
El Azkena Rock Festival (ARF) ha anunciado hoy los primeros nombres de su 23ª edición,…
Reinventarnos en cada disco ha sido nuestro mayor desafío Sólo hay que mentar a Doctor…
La iniciativa SOM VALÈNCIA está en marcha y ha revelado la programación de conciertos que…
El concepto, filosofía, visión y propósito del LEV (Laboratorio de Electrónica Visual) es, probablemente, nuestro…
View Comments