El tercer disco de Crepus continúa la línea marcada en los anteriores. Su música reivindica todo lo más alejado de los standards de lo cool: una vez más suena como un repaso a las mejores cintas de gasolinera interpretado por el gitano de la cabra. Las letras están escritas a base de dar patadas a cualquier manual de estilo literario, algo así como si Derribos Arias cantaran al costumbrismo y al amor mongol. Vamos, todas esas cosas por las que mi chica llama a este hombre Joe Catástrofe.
Pero no todo sigue igual. Nada más dar al botón de play nos damos cuenta de que el disco suena bien. Crepus ahora toca con una banda real, con lo que los teclados chatarreros ya no son los únicos protagonistas. ¡Y ya no se tira eructos! En general la producción está mucho más cuidada: ahora sí que se puede pinchar su música en un bar sin que la clientela se queje… Incluso las letras -en esta ocasión centradas en el desengaño amoroso- siguen igual de cínicas, pero ya no suenan tan crípticas como antes.
Joe Crepúsculo ahora se toma en serio a sí mismo. Aunque sigue siendo demasiado marciano para el gran público, sí que se nota que ha perdido el miedo a ser escuchado por audiencias mayores.
“Toda esa energía” es el tema escogido para el video de presentación, un tiempo medio estimable aunque poco representativo de las bondades del disco. Porque “Chill Out” es una sucesión de enormes canciones de trash pop, capaces de hacer que coreemos y bailemos todo aquello de lo que siempre hemos renegado. “Si no te beso” suena a Gabinete Caligari, “Siento que muero” roba un estribillo de Maná, “Momentos bestias” es un guiño a Dire Straits (o incluso al rock’n’roll de Tarántula). El terrible eurodance noventero es reivindicado en “Ritmo mágico” y “Diriri Dararara“, y “Todo el bueno es bello” es puro Camela. Lo que de toda la vida se llamó sacar oro removiendo en la basura. O, visto de otra forma, hacer enormes canciones sin recurrir a ninguno de los clichés que se han repetido hasta el hastío en el indi de los últimos lustros.
Y, en medio de todo esto vuelve a recurrir a La Bien Querida y David “Beef” Rodríguez en “Una paloma atraviesa el fuego“, y firma su mejor canción hasta la fecha.
Da vértigo pensar que este hombre ha editado más de cincuenta canciones en tan poco tiempo. Estos excesos de incontinencia creativa nos traen a la cabeza a empachos como “El salmón“, aquel disco quíntuple de Andrés Calamaro. Pero por fortuna este caso parece que se encuentra más cerca del derroche de talento del maravilloso “69 Love Songs” de The Magnetic Fields. Resulta increíble que una vez más haya sido capaz de sorprendernos. ¿Es este su mejor disco? Creo que todavía es pronto para afirmar algo así; el fenómeno Joe Crepúsculo es algo que está sucediendo demasiado deprisa como para que podamos tomar perspectiva, y lo único que podamos hacer por el momento es odiarle o, como en mi caso, dejarme engatusar por su deliciosa cutrez. Pero lo que queda claro es que en absoluto desmerece lo que ha hecho hasta la fecha, y ahora se encuentra en condiciones de gustar a muchos de los que les espantaron sus otros discos.
Artista: Joe Crepúsculo
Disco: Chill Out
Discográfica: Discoteca Océano
País: España
Año: 2009
http://www.myspace.com/joecrepusculo
http://www.crepus.com/
Carlos Caneda Fernández
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