— ¿Te has hecho a la vida en la isla de Mallorca?
— Muy bien, no tengo la sensación de vivir en una isla, ya que vivo en una ciudad grande, al norte de Palma, y puedo pasarme una semana sin ver el mar. Me he dado cuenta de que mucha gente ha vuelto a la isla y a provincias… se está creando un ambiente muy interesante, mola.
— ¿Te influye al crear? Parece que ya compones más reposado.
— Los temas nacieron al principio así porque desconocía muchas cosas de la música y no quería ser perfeccionista. Quizás soy ahora más exigente conmigo mismo. De todos modos cualquier cambio así, me suele resultar muy positivo. También influye que en Barcelona en mi habitación no daba el sol y ahora sí, que no tengas problemas… todo afecta.
— Háblame del proceso de creación de este disco, veo algunas similitudes con El Caldero.
— No sé, intento con cada disco un golpe de timón que dé la vuelta. Nuevo amanecer guarda similitudes con La Fuerza de la vida, pero veo un timonazo total, no hay canciones de amor, es más social.
— Eso te quería comentar, excepto La barca de los cielos, que es muy mística, vaya títulos, Fuego en las calles, Mi generación…
— Quería que conectara con la juventud. Con el querer y el poder. ¿Puedes lo que quieres? ¿Quieres lo que puedes? Te podan el camino de lo que podemos hacer o no. Tú y yo somos de una generación en la que si estudiábamos, lo teníamos todo, pero ¿y ahora qué? es una generación sin rumbo y quería transmitirlo, aunque haya canciones más materialistas como Bailando en el lavabo. Es un guiño al rollo de la generación perdida, aunque parezca pedante.
— Esos quieros y no puedos, ¿cómo se ven en tu caso personal?
— Se ven mermados por todo lo que no he conseguido. Si mi ámbito es el musical, veo reflejados los cambios, el IVA, los conciertos… es muy complejo, porque no he llegado a ver que las cosas me vayan mal, es que nunca me han ido bien.
— ¿Y a nivel personal?
— Habría varias pieles de cebolla. Relaciones amorosas, claro, pero no te voy a contar nada de mi vida personal (sonríe), son cosas que vivimos todos.
— ¿Quiénes son los magos? Nosotros o los que nos quitan todo.
— Magos somos todos. Es algo errante que no conoces y tiene misterio. Un mago nos parece raro, y bailando, más aún. Es es movimiento errático de no saber hacia dónde vamos, de hacer algo que nos lleve al puerto que queremos, si no sabemos ni siquiera a dónde queremos ir.
— Eres muy productivo, sacas discos a un gran ritmo. ¿Cómo lo haces?
— Me siento y hago música como si fuera un proceso natural, nunca me planteo tiempos, sólo me faltaría eso. Si un disco cogía forma con 6 u 8 canciones pues me meto una vorágine para terminarlo y si no lo acabo me vuelvo loco. Quizás debería dejar que los discos tuvieran más vida, pero si lo haces, quizás los dejas morir de nuevo. Dejas morir lo que sientes.
— ¿Qué le pides al año?
— Salir fuera a tocar, hacer festivales… pero no depende de mí. Y que todos salgamos del bache y que podamos meter a los máximos posibles de esta gente en la cárcel.
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