Lo abracadabrante de Jackson es que, en apenas dos años desde su puesta de largo oficial, y con poco más de tres long play y un EP, ya estaba produciendo a The Keys mientras facturaba por su cuenta un vinilo como Jumpin’ Jive, obra de puro swing. Y es que, sin duda, Joe fue para la new wave lo que The Clash para el punk: el inconformismo con unas reglas estilísticas, con una pegatina impuesta desde los dos o tres estatutos musicales que marcaban el movimiento primero del que partir. Hablo de disciplinas en la instrumentación. Bien es cierto que Costello también regeneró su discurso, pero Joe Jackson fue más allá y todavía más rápido que sus colegas de escena. Y si Joe Strummer y compañía en London Calling grababan temas de pop incuestionable y sobresaliente como ‘Hateful‘, al igual que en Combat Rock se inventaban el funk tribal por medio de ‘Car Jamming‘, Jackson cantaba al chachachá en ‘Cha Cha Loco‘ (Body And Soul, 1984).
Ahora, y cuatro años después del pop intimista a la par que descarnado contenido en Rain, este artista del Reino Unido homenajea a Duke Ellington por medio de un jazz que no es tal —o por lo menos no en el sentido estricto del concepto—. En The Duke hay tanto tropicalismo como jazz pop, aromas swing, experimentación y unos arreglos arrebatadores que Jackson ha escrito para hitos como ‘Caravan‘, ‘It Don’t Mean A Thing (If It Ain’t Got That Swing)‘ o ‘Mood Indigo‘. Extraños invitados que responden a los nombres de Iggy Pop o Steve Vai, entre otros, se acercan para dejarse escuchar aquí o allí a lo largo de un CD fundamental y vibrante. Crema pura.