Ambiente de gala en la Sala Joy Eslava para presenciar a toda una leyenda de la escena madrileña. Josele Santiago presentaba su cuarto disco, Lecciones de vértigo, en Madrid y la parroquia respondió llenando el recinto. A las nueve en punto hacía su aparición en el escenario y nos soltaba aquello de que ‘Pensando no se llega a ná‘.
Josele estaba a gusto y eso se notaba en lo inspirado que estaba en la introducción de las canciones. Como dicen Última Experiencia estuvo “castizo y vacilón” Nada más comenzar, Josele advirtió que se trataba del primer concierto que daban en todo el verano pero que como eran tan chulos lo daban “en otoño”. Se le notaba lúcido y con ganas. Cuando atacó una de las primeras canciones de su último disco comentó con sorna que le librase Dios de intentar vendérnoslo. En otro momento pidió perdón por utilizar la palabra “gimnasio” en la letra de una de sus nuevas canciones. Genio y figura.
Con la formación más rockera de sus años en solitario; en la que destaca el guitarrista de Los Coronas, David Krahe, que junto al ex Enemigo forma el dúo de melenas malasañeras; Josele vuelve a disfrutar de su lado más eléctrico. La banda disfruta en el escenario y esas buenas vibraciones se trasladan a toda la sala. La presentación de ‘Lecciones de vértigo’, “que así con la tontería es el cuarto” como castizamente señaló Santiago, nos dejó ver al Josele más positivo y rockero de su trayectoria en solitario. El que se ha quitado el disfraz de cantautor para volver a vestir el de “barbaridad”, con Telecaster incluida.
Entre las nuevas canciones destacaron ‘El lobo‘, ‘Han ganado nosotros’ o ‘El estibador’ . Puede que al artista la vida ya no le mate pero en sus textos, menos crípticos que en anteriores ocasiones, se pueden encontrar ejemplos de su filosofía de vida: “Qué triste verse así, oigo decir. No, no, más tristes son, más tristes son ustedes rodeados de paredes sin querer salir”.
Y luego está su voz, una voz que, tirando de tópico, mejora con la edad, ganando en expresividad, acariciando y raspando a la vez los oídos de su parroquia. Una gente a la que se le puede aplicar la letra de ‘Baile de los peces‘: Conozco bien a todos estos peces, los peces me conocen bien a mí. Son ya muchas veces siendo siempre los mismos por aquí, siempre así”. Con conciertos como este los peces seguirán acudiendo a la pecera.
Pero lo mejor estaba por llegar, con el público en el bolsillo desde el principio, Josele recurrió para el final al que sigue siendo su mejor trabajo en solitario, aquella maravilla llamada Las golondrinas etcétera del que encadenó sus temas más celebrados ‘Tragón‘, la emotiva ‘Mi prima y sus pinceles‘ y un ‘Ole Papa‘, en versión extendida tipo Lynyrd Skynyrd, que logró emocionar a toda la audiencia.
Luego vino un bis que estuvo bien y siguió en la línea de las improvisaciones sureñas, pero el momento mágico ya se había producido. Si el concierto hubiese terminado con el éxtasis de ‘Ole Papa‘ habría sido el broche perfecto para un concierto que nos dejó con los dientes largos para disfrutar del reencuentro con Los Enemigos. Y es que sólo hubiese podido superar ese colofón mayestático recurriendo a alguna joya ‘enemiga’ como ‘Desde el jergón‘ o ‘La otra orilla‘. Pero para eso ya falta menos.
Texto: Sergio Ariza