El grupo estadounidense sigue manteniendo sus vínculos con la sofisticación y el preciosismo pero, en esta ocasión, una mayor incursión en los entramados progresivos de los que siempre han hecho gala y la inclinación de Roy hacia los tonos melódicos, han provocado la confección de un disco con menos ingresientes agresivos, prevaleciendo el sentimiento dramático, las atmósferas de tendencias oscuras y los elementos sugestivos sobre las partes, digamos, energéticas; que, aunque presentes, no tienen el protagonismo de otras ocasiones.
Que el guitarrista y líder Thomas Youngblood, junto a Roy, Khan, han explorado texturas más “dóciles” queda patente de entrada con “The Great Pandemonium” y “If Tomorrow Came”. Y eso que en la primera de ellas interviene Björ Strid de Soilwork aportando las voces guturales. Una de las diversas colaboraciones que acoje el disco, como la de Jon Oliva (Savatage, Oliva’s Pain) en el siguiente corte, “The Zodiac”, compartiendo espacio vocal con Khan, en un tema que mantiene la premisas sutiles sobre las desgarradas.
“Hunter’s Season”, nos muestra otra colaboración, en este caso la del guitarrista de Firewind Gus G., ahora en boca de todos debido a su vinculación a la banda de Ozzy Osbourne. Lo cierto es que su visceral solo ayuda a poner algo de contraste en una pieza con diversos pasajes y una decisiva intervención de la batería a cargo de Casey Grillo.
El tono pausado del álbum alcanza su máxima expresión con la balada “House On A Hill”, donde la voz de Simone Simons (Epica), se fusiona de forma efectiva con la de Roy.
Con “Necrópolis”, Thomas exhibe su faceta más vigorosa en un entorno señalado por los ritmos marcados de batería y un ambiente sombrío, el mismo que podemos distinguir en “My Train Of Thoughts”, completando entre ambos la parte más contundente del disco, sin perder la tónica general basada en la elegancia y la complejidad; como también podemos descubrir en “Seal Of Woven Years”, tema para el lucimiento de Oliver Palotai, con profusión de teclados y partes orquestadas.
Capítulo especial para el tema que da título al disco y que está compuesto de cuatro partes: “Incubus”, “So Long”, “All Is Over” y “Dissection” y, donde, una vez más, queda demostrado el compromiso vocal de Khan en esta grabación, compartido nuevamente con Simone y, en esta ocasión, también con el acompañamiento coral de Amanda Somerville.
“Once Upon A Time”, pone un vibrante punto final a una grabación en la que Kamelot insisten en ratificar sus vínculos con la perfección sonora, la diversidad instrumental y los desarrollos intrincados. Más accesible para los seguidores del lado melódico que para quienes hayan disfrutado de los momentos desequilibrantes de su trayectoria.
Un trabajo atractivo, desde el punto de vista de que ratifica la destacada posición de Kamelot dentro del metal melódico/progresivo, tratando de evolucionar redefiniendo conceptos para evitar la reiteración de esquemas. Sin embargo, no creo que supere a ni a Ghost Opera, ni mucho menos a The Black Halo, sus obras precedentes.
Por último, mencionar la vinculación definitiva del bajista Sean Tibbets tras la marcha de Glenn Barry para dedicar más tiempo a su familia y, como en otras ocasiones, resaltar la impecable producción de Sascha Paeth.
CALIFICACION: 7,25/10
GRUPO: Kamelot
TITULO: Poetry For The Poisoned
DISCOGRAFICA: earMusic/Edel
AÑO: 2010
PAIS: Estados Unidos
CRITICA REALIZADA POR LOCKY PEREZ
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