Es inevitable hacer un pequeño recorrido por la vida de los Kamelot para explicar y comprender este álbum, ‘Silverthorn’, un operístico y novedoso álbum de un grupo que no sólo presenta cambios por la evidente sustitución de su controvertido vocalista Roy Khan, sino por otras cuestiones también evidentemente musicales.

Cuando todo escuchamos ‘Poetry for the Poisoned’ (2010) era evidente que encontrábamos cosas que nos nos encajaban en una banda que parecía ir siempre en ascenso, pero que de repente experimentaba un evidente parón creativo. Y es que al final se notan las heridas internas, como en otras tantas bandas -el ejemplo más fácil es el de Dream Theater, donde los problemas internos coincidieron con sus momentos más flojos en lo productivo-, y cuando conocimos los problemas con Khan, a pocos le extrañó la crisis en Kamelot.

Thomas Youngblood, líder absoluto, dejó claro que no iba a esperar a Khan, inmerso, al parecer, en una especie de crisis existencial. Buscó rápido un sustituto para poder cumplir con los fans e iniciar la gira, eligiendo al conocido cantante italiano Fabio Lione de Rhapsody. Pero pocos creían que fuera el nuevo Roy Khan, y así fue. Tras una etapa de misterio poco comprensible -nadie se merecía tanto secretismo-, el grupo resolvió el misterio y desveló que la identidad del vocalista que había grabado el nuevo material era Tommy Karevik, cantante del grupo de metal progresivo Seventh Wonder.

La realidad es que Kamelot parece haber buscado un clon vocal de Khan, y lo ha conseguido. Ahora bien, que nadie esperar encontrar en ‘Silverthorn’ una continuación exacta de la música que venían haciendo. La presencia del célebre dueto productor alemán Sascha Paeth y de Miro, repitiendo en este disco, se hace más evidente, ya que el primero, guitarrista, forma parte del equipo de composición de todos los temas. Lo digo porque este ‘Silverthorn’ es un producto musical más que parecido a Avantasia, Angra y similares, como también ha hecho últimamente el también germano Tobias Sammet en sus Edguy.

Así que partiendo de que Kamelot ha querido cambiar poco en lo exterior con esta voz clónica a Khan -quien hay que recordar que no ha sido la única voz de la banda, ya que era Mark Vanderbilt quien cantaba en los dos primeros discos del grupo norteamericano-, encontramos muchas más novedades en el sonido ‘kamelotiense’. Buscan una atmósfera más tétrica y fantasmal en algunos temas de este conceptual disco, en el cual se narra la historia de una joven llamada Jolee cuya vida transcurre en el siglo XIX, aunque muere en un trágico accidente. Bajo ese ambiente tan gris firman un operístico metal y rock de estética gótica y muy comercial, con muchas baladas y melodías épicas con grandes acompañamientos sinfónicos.

‘Manus Dei’ es una intro maravillosa, muy propia de cine, de banda sonora, de ritmo vertiginoso y que nos mete de lleno en un clima angustioso y trágico. ‘Sacrimony (Angel of Afterlife)’ irrumpe como primer tema clásico con unas bases rítmicas de power metal melódico, muy al estilo Angra y Avantasia. ‘Ashes to Ashes’ es más metalera al estilo tradicional de Kamelot, con un gran ejercicio guitarrístico de Youngblood, unos teclados explosivos de Oliver Palotai y una ejecución sobresaliente del debutante Tommy Karevik en las voces, con mucha personalidad y dramatismo, sello de identidad de Kamelot, al estilo Roy Khan.

Después llega ‘Torn’, puro metal comercial ‘avantasiástico’, seguido de la primera balada clara, ‘Song for Jolee’, un bello tema trágico, delicado y emotivo, donde la fuerza, además de mostrada en la bella voz de Karevik, se evidencia con el juego del piano y el acompañamiento del violín. Corta su trayectoria el duro tema titulado ‘Veritas’, que brilla en su segunda mitad gracias a las voces femeninas genialmente ejecutadas por Elize Ryd, de Amaranthe, ilustre invitada que también dejó su arte vocal en momentos de ‘Sacrimony (Angel of Afterlife)’ y que de nuevo se deja oír en ‘Falling Like the Fahrenheit’. Ese sello de identidad que acompañaba tanto a Kamelot, el dueto de voces entre hombre y mujer, vuelve con este tema no especialmente brillante, pero sí convincente. Lo mismo le ocurre al pretencioso ‘My Confession’, que intenta ser muy épico y melódico, pero sigue sin esa estrella especial que no siempre acompaña a los grupos cuando paren una obra artística.

El corte que da nombre al álbum, ‘Silverthorn’, es fruto de un gran trabajo de producción, con cuerdas y arreglos realmente estremecedores, de película de terror victoriana y draculiana. Sin embargo, no está a altura Karevik y no transmite, y el tema no tiene una continuidad idónea en sus estribillos. Más convincente es ‘Falling like the Fahrenheit’, una maravilla operística, donde volvemos a ver el juego entre voces masculinas y femeninas, con Elize Ryd haciéndole la contra a Karevik.

Y haciendo el disco muy repetitivo, arranca ‘Solitaire’ con los mismos patrones, el mismo ritmo y la misma estética, no dando sensación de estar escuchando nuevo y variado material. Pero para rescatar a la audiencia llega ‘Prodigal Son’, el corte más largo, de casi 9 minutos, con una concepción distinta, más progresiva y bucólica, lenta, sin tanta recarga instrumental, gótica y tétrica, sino limpieza y sinfonismo de cuerdas y arreglos ambientales. El épico estribillo hace el resto, y Karevik mejora un poco en lo que transmite al oyente.

Cierra ‘Silverthorn’ el tema ‘Continuum’, aunque el anterior era en realidad el final lógico del disco. ‘Continuum’ es una especie de segunda parte de ‘Manus Dei’, la intro, con arreglos de sintetizador al más puro estilo banda sonora, recordando mucho, por cierto, al tema principal de la primera saga cinematográfica de ‘Spider-man’, la de Sam Raimi.

En definitiva, un disco que podría haber dado más de sí, que quiere ser demasiadas cosas y al final es un clon de lo que últimamente Paeth y Miro producen con Avantasia. Karevik no consigue ser un convincente sustituto de Khan, porque entre otras cosas supone una continuación vocal y porque el cantante sueco no tiene la misma chispa ni el mismo carisma que el noruego. El disco, en general, es de un notable, pero no vemos en estos actuales Kamelot el mismo potencial que habían mostrado en obras como ‘Epica’ o ‘The Black Halo’.

Artista: Kamelot
Disco: Silverthorn
Sello: SPV/Steamhammer .
Fecha de publicación: 29 octubre 2012

Listado de canciones:
1. Manus Dei (2:12)
2. Sacrimony (Angel Of Afterlife) (4:39)
3. Ashes To Ashes (3:58)
4. Torn (3:51)
5. Song For Jolee (4:33)
6. Veritas (4:34)
7. My Confession (4:33)
8. Silverthorn (4:51)
9. Falling Like The Fahrenheit (5:06)
10. Solitaire (4:56)
11. Prodigal Son (8:52)
12. Continuum (1:48)

Duración total: 56’20”

Género: Metal progresivo, power metal melódico, metal gótico

Web oficial: www.kamelot.com


Valoración: 7,5

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