Kanye West no es un mc particularmente dotado, tampoco goza de una buena voz pero, aun así, es el rapero más influyente de los últimos años. Su habilidad como productor se puede apreciar en toda su plenitud en este “My beautiful dark twisted fantasy“, una compleja colección de canciones de más de 70 minutos de duración, lo que en los tiempos del vinilo se conocía como un disco doble, en la que este Phil Spector del hip hop se ha permitido todo tipo de lujos tales como contar con 42 personas involucradas en una sola canción, “All the lights”. Además, ¿qué otro rapero recurriría a King Crimson para suministrarse de samples?
Si “Graduation” (2007) y “808s & Heartbreak” (2008) se quedaban bastante lejos de los logros conseguidos con sus dos primeros discos, “The College Dropout” (2004) y “Late Registration” (2005), que se encontraban entre lo mejor de lo que va de siglo, este “My beautiful dark twisted fantasy” encuentra al creador de “Gold digger” recuperando sus mejores esencias.
Entre los temas más destacados del álbum se puede nombrar a “Power”, “All of the lights”, “Monster” o “Runaway” aunque este disco funciona mejor como un todo, algo bastante extraño dentro del mundo del hip hop, pero no tanto si se piensa que West piensa más como un productor que como un cantante.
Su tendencia a la ampulosidad se ve confirmada con un vídeo de presentación de más de treinta minutos, pero todos los ornamentos que rodean a este disco se le ajustan perfectamente. Kanye West puede que no sea un ejemplo de modestia pero hasta eso es adecuado a la hora de hacer un disco planeado para impactar y grabarse en la memoria.
Sergio Ariza