Descubrí la música de Katatonia con su excelente álbum The Great Cold Distance, así que acudí al concierto de Razzmatazz para comprobar de primera mano cómo se vivía en directo ese ambiente agobiante, melancólico y deprimente que rodea la mayoría de sus composiciones.
El resultado, aunque satisfactorio, no fue sorprendente porque los suecos fieles a su estilo y con total profesionalidad, se dedicaron a interpretar concienzudamente sus canciones ante un público que llenaba las tres cuartas partes del local y que, salvo algún despistado, sabía perfectamente con lo que se iba a encontrar.
El vocalista Jonas Renkse, por su obligación de frontman, fue el único que dirigió unas brevísimas palabras al público, mientras que el guitarrista Anders Nyström, solo acertó a ponerse el puño en el corazón en señal de hermanamiento con los asistentes. El resto, a lo suyo, Mattias Norrman (bajo), algo más inquieto sobre el escenario, Fred Norrman (guitarra), casi inmóvil y Daniel Liljekvist (batería), perfecto con las baquetas pero con su imagen apenas perceptible, entre la tenue iluminación y la neblina provocada que inundaba de vez en cuando el escenario.
Ni una sonrisa suelta, ni un gesto de más (ni de menos), inmutables pero tremendamente efectivos, fueron construyendo una actuación en la que la sobriedad de los gestos se mezclaba con la exhuberancia instrumental ante el regocijo del público que aclamó, sobre todo, canciones como “Ghost Of The Sun” y “July”. También cayeron “Cold Ways”, “Sleeper”, “Soil’s Song” y “For My Demons”, entre otras.
En definitiva, un concierto homogéneo, con poco espacio para la improvisación, eso sí, salpicado de intensidad y de bizarros registros guitarreros con una resolutiva y excitante capacidad para transmitir emociones, al igual que la sugestiva voz de Jonas.
Un universo distinto del que disfrutar si se huye de las alegrías exageradas y de ambientes festivo. Katatonia ofrecieron todo lo contrario, una sutil tristeza que atrapa al oyente y lo atrae como si fuese un agujero negro cuyo poder magnético se antoja irresistible y que durante cierto tiempo tiene la capacidad de dejar absorto y evadir de la realidad a quienes tienen la suerte de presenciar una de sus actuaciones.
CRONICA Y FOTOS LOCKY PEREZ
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Esta muy bien el analisis que realizas sobre ese increible concierto. Para mi es una de las mejores bandas del mundo, su música me ha atrapado pero no solamente con su último disco. Desde su primera obra hasta la última (y preparaos para el siguiente asalto) no me han decepcionado nunca. Yo los descubrí con el Last Fair Deals Gone Down ya que venian junto a Opeth de gira y bueno, a ver que hacen esta gente me pregunté. No me atraparon al principio pero luego, con su evolución disco a disco y su buen gusto por la música te acaban cazando en su tupida red. Desde aqui recomiendo toda su discografia y sobretodo verlos en directo.