Asistir a un concierto de Kiko Veneno es sentir el aliento fresco de la vida. Porque la Vida, la que se escribe con mayúsculas, cree en él. A pies juntillas. La noche del viernes 15 de octubre la sala Roja del madrileño teatro del Canal casi se llenó para disfrutar del genio espontáneo del de Figueres de nacimiento, del gaditano de acogida y del sevillano de adopción. Y el genio no defraudó.
Pasados cinco minutos de las nueve y media de la noche aparecía en el escenario Alex Ferreira, un dominicano afincado en España al que le tocó lidiar el peor toro de la noche: el de hacer de maestro de ceremonias del que él mismo denominó como “genio del traje blanco“. Una actuación en la que el hijo adoptivo de Madrid contó con el injusto cóctel de sobrarle talento y faltarle tiempo. Aún así nos dejó joyas musicales tales como “Espérame En El Cielo“, la sempiterna canción de Antonio Machín que Alex interpretó sin micrófono, o “Dije Lo Que Dije“, extraída de su último disco titulado “Un Domingo Cualquiera“, y con la que dio por finalizada su actuación quince minutos más tarde.
A las diez de la noche tomaba el escenario La Banda del Retumbe, selecto elenco de músicos que acompañan y enriquecen las actuaciones de Kiko, un Kiko que salió vestido de riguroso e inmaculado traje blanco y que arrancó los aplausos sinceros del respetable. La actuación, amén de algunos temas clásicos que se incluyen siempre en su intachable repertorio, – la entrañable “En Un Mercedes Blanco“, que todos hicimos nuestra, “Está Muy Bien Eso Del Cariño“, “Reir Y Llorar “, o “Satisfacción“, que el público bailó a rabiar -, se nutrió de los temas de su último disco hasta la fecha, “Dice La Gente“. Canciones como “La Chispa“, “Cadena De Oro“, “Campeones De La Suerte“, auténtica filosofía del porqué solidario de la vida — “y aquí venimos a compartir” -, “Andalucía “, o la que bautiza el disco. Una actuación en la que predominaron los ritmos africanos aunque los que animaron a la gente a bailar fueron los tintados del frescor andaluz de la rumba y las raíces más nuestras del flamenco. Y así fue como con los acordes de “La Rama De Barcelona“, o “El Mosquito Suicida“, un tema con pinceladas de chirigota, el público tomó por la fuerza del corazón los pasillos, se levantó de sus asientos e inundó de duende un teatro hasta entonces cómplice pero respetuoso con la música de Kiko. ¡Precioso!
Casi dos horas de concierto, incluidos los dos bises que Kiko nos regaló, en las que la gente sintió la música y salió con el corazón lleno de vida y el alma sonriente. Hasta la próxima en la que nos vuelvas “a cantar como tú sabes“.