Los de Saskatoon ofrecieron riffs poderosos y trotones como en ‘I’ve Got a Hole Where My Heart Should Be’, algún blues lastimoso de outsider arrepentido como ‘Bad Lieutenant’ o una ‘Southern Dreaming’ que parte de un riff juguetón para derivar en un intenso groove, una exhibición de escalas guitarreras a dúo y un epílogo enriquecido con coros y pandereta. Receta que nos lleva directamente a los afamados cocineros Duane Altman y Dickey Betts.
La tensión subió con las potentes ‘Find The Truth’ y ‘I Don’t Know’, ésta última con un gran solo del guitarrista Ricky Paquette, pero el culmen llegó con la Thinlizzyana ‘Scarborough Street Fight’, donde el cantante Ewan Currie parece encarnarse en Philip Lynnot con una lírica y una interpretación tan robusta como sensible. Por un momento hasta nos pareció que el solo lo estaba tocando Robbo. Sonrisas entre el público y alguna lágrima nostálgica.
Los perros pastores, con su logo impreso con bombillas para aumentar el efecto retro, deciden cerrar con ‘Nobody’, que tiene el swing de Mark Knopfler y torna en un inevitable éxtasis guitarra-gemelar, la añeja fórmula que tantas alegrías nos dio durante los 45 minutos de concierto.
Hablar de Larkin Poe es hacerlo de las hermanas Lovell, de Rebecca (voz y guitarras) y Megan (lap steel, dobro y coros). En esta pasada década hemos sido testigos del crecimiento imparable de esta formación. Hace ya 15 años grabaron su primer álbum como The Lovell Sisters (donde también estaba una tercera hermana, la mayor). Ya renombradas Larkin Poe fueron sacando trabajos centrados en el country o las versiones, cada vez con mayor éxito, hasta que el año pasado publicaron el que consideramos su disco más redondo: Blood Harmony.
Más de la mitad del set fue extraído del álbum que presentaban, y el repertorio funcionó a la perfección. Desde ‘Strike Gold’ ya muestran sus mejores cartas: coros adictivos y una magnífica conexión entre la gran voz de Rebecca y el lap steel de Megan. Durante ‘Summertime Sunset’ acompasan sus cambios de dinámicas con un apropiado sol anaranjado proyectado al fondo del escenario, para rematarla con una sección de ‘Jessica’ de los Altman Brothers. ¿Dedicada a su hermana mayor?
Sus temas de discos anteriores son más reconocidos por el público, pero en directo es evidente que, aunque potentes, no suenan tan refinados y compactos como los de la última cosecha. “Mi hermana y yo venimos del norte de Georgia, tierra de rock and roll” proclama orgullosa la cantante antes de esbozar la canción oficial de dicho estado ‘Georgia (On My Mind)’ y proseguirla con su composición propia ‘Georgia Off My Mind’.
Las dos hermanas aprovechan cualquier excusa para acercarse al público, saludar, hacer cuernos y sonreír. “Interpretamos country, rock and roll y good old fashioned blues desde una perspectiva femenina”, comentan antes de una ‘She’s a Self Made Man’ que sin duda, contiene todos esos elementos. Es inevitable que nos recuerden a otras bandas fraternales como First Aid Kit o, sobre todo, Heart. Excelentes voces y canciones eficaces.
“Gran parte de nuestras raíces musicales son acústicas, y de esta manera es como muchas de nuestras canciones nacen” especificó la cantante mientras preparaban el momento acústico con los cuatro miembros muy juntos en la parte trasera de las tablas, micrófonos vintage y sonido tratado con filtro sepia. En este formato nos regalaron varias delicias, incluyendo una ‘Stubborn Love’ sublime en la que las georgianas cantan cara a cara una letra que ambas se dedican mutuamente.
El tramo final fue más eléctrico, con una excelente ‘Bad Spell’ “inspirada directamente por el blues de Screamin’ Jay Hawkins”, que desató un solo de guitarra pleno de fuzz, booze y blues. Durante ‘Wanted Woman / AC/DC’ sólo les faltó empezar a romper cosas, con una actitud punk que nunca habríamos imaginado al inicio del bolo.
Ya en el fin de la gira europea, las hermanas recalcaron lo importantes que habían sido esas cinco semanas para ellas. Madrid fue la última fecha, como ya se intuía al ver en el puesto de merchandising la inscripción “Only XXL” en varias camisetas. Además observamos que el disco físico no tiene la apariencia desgastada de la carátula de spotify. Buena jugada por parte de las Lovell, que demuestran hasta en estos detalles por qué son una de las bandas más queridas de la escena.
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