Existen formaciones que corresponden a ciertos lugares, épocas, situaciones… que las predisponen. Otras, cuya existencia es un auténtico misterio. Fuera de época, descontextualizadas completamente, LAS CULEBRAS, prototipo de este segundo grupo, se presentan como la gran esperanza del Hard y Glam Rock en nuestro país. Originarias de una ciudad tan poco dada a excesos estéticos ni estilísticos como Pamplona, han sabido crear un universo propio, lúdico y colorista, que nos retrotrae a otras épocas más alegres y, sobre todo, a otros entornos más propicios.
Junto a una muy impactante presencia escénica en la que cada una de las cuatro exhibe su personalidad propia, pero a la cual aún no han sabido sacar toda la ventaja que podrían, ofrecen una más que notable capacidad interpretativa, fantásticas voces que aprovechan en notables armonías vocales y una gran imaginación compositiva. Resultado de todo ello es su nuevo y flamante trabajo, “Marvellous“, uno de los mejores discos del estilo escuchados en lo que va de año, que repartían con la entrada a modo de reclamo, costumbre cada vez más extendida y que da pistas de hacia dónde se dirige verdaderamente el negocio.
Pese a todos estos alicientes, la velada se vería empañada por dos factores ajenos a las navarras: la escasa afluencia de un público reacio a moverse de casa entre semana para apoyar a una formación poco conocida (menos aún en mitad de una primaveral jarreada) y un sonido que en absoluto les hizo justicia, y por un tercero sólo a ellas achacable: el desánimo que los dos anteriores les produjo. Así, aunque el pequeño número de asistentes acabó formando un más que aceptable grupo de seguidores, la del miércoles 24 no fue, definitivamente, una de las mejores noches para Las Culebras.
No transcurrió toda la noche así: el show alcanzó casi el sobresaliente en “Marvellous” y la muy notable “Trouble Maker Lady“, pero fue irremediablemente decayendo a partir de “Eight Legs A Night“, donde ya se apreciaba un cierto desequilibrio entre las guitarras además de falta de complicidad entre ellas y el público asistente, una mayor agilidad al hilar los temas y una mayor cohesión en general. Tras la sorprendente interpretación del “Lick It Up” de Kiss terminaron con unas sucísimas “I Wanna Drink With You” y “Rock Room“. Después de la salida del escenario, bastante desabrida, regresaban para versionar el “Fight For Your Right (to Party)” de los Beastie Boys a modo de despedida.
En resumen, un concierto de resultado agridulce que dejó al público asistente con ganas de algo más. De una formación cualquiera diríamos que fue una noche correcta. Pero, conociendo el potencial de las navarras, no podemos menos que manifestar nuestra absoluta convicción de que pueden ofrecernos mucho más. Esperamos la revancha.
Texto y Fotos: Almudena Eced
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