Cualquier aficionado a la música que vaya de vez en cuando a ver a su artista preferido en directo habrá notado como desde hace unos cuantos años los precios de las entradas se han disparado hasta niveles absolutamente vergonzosos. Parece que la única fórmula que la industria —o al menos una parte importante de ella- ha encontrado en los últimos diez años para atenuar la caída en sus ingresos ha sido la de encarecer las entradas de los espectáculos de directo. Eso sí, sin descuidar los ingresos procedentes de arcas públicas, que nunca está de más poner la mano por si cae algo.
Con la llegada del verano, una vez más las grandes promotoras organizan festivales y nos traen a España a grandes artistas a precios absolutamente prohibitivos y en condiciones francamente lamentables. Tratándonos al público como ganado nos segregan en base al precio pagado por la entrada y si la entrada que elegiste comprar es de pista pues no tienes derecho a acceder a unos servicios medianamente higiénicos y decentes, porque se habilitan unos servicios de PVC en mitad de la pista, a escasos metros de la barra y de la zona técnica. Pero es que sobrepasar el aforo permitido ya es algo prácticamente habitual por mucho que algunos se escandalizaran ante la tragedia ocurrida en el Madrid Arena.
Una de las mejores artimañas de las que las promotoras se han servido para sacarse una parte aún más jugosa del pastel han sido las comisiones sobre el precio de las entradas o gastos de gestión. Curioso eufemismo tras el cual se esconde un ansia desmedida por enriquecerse a costa —de nuevo- del ciudadano. Una práctica que algunas tiendas han incorporado también a través de la figura del “seguro”, que te asegura -pagando una cantidad extra por supuesto- la devolución del precio de la entrada si a última no puedes asistir al concierto. Pero lo mejor viene en que ciertas tiendas no informan de que ese seguro es un servicio accesorio prestado por ellos mismos y que, obviamente, puedes elegir si lo quieres o no. Simplemente venden sus entradas con el sobrecoste del seguro añadido y, oye, si no preguntas pues ese ingreso neto que se llevan.
La bajada en la venta de entradas de conciertos no ha sido causa únicamente de la situación económica. El público es cada vez más consciente de las prácticas abusivas y cada vez está menos dispuesto a participar con su dinero de un negocio que no es justo ni ético. Pero también debemos tomar conciencia y pasar a la acción, porque existen mecanismos mediante los cuales podemos reclamar o denunciar este tipo de prácticas:
- A través del Centro Europeo del Consumidor podemos informarnos y hacer reclamaciones, pero también podemos consultar una lista negra de malas prácticas en Is It Unfair?
- Mediante la web de la empresa, las Direcciones Generales de Consumo o a través del servicio de reclamación electrónica que mucha comunidades tienen activo, como Andalucía.
- También tenemos la Comisión Nacional de la Competencia y la ley 15/2007, de la que extraigo tan sólo unas pocas líneas que pueden servir para identificar ciertas prácticas:
- Se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del mercado nacional y, en particular, los que consistan en:
- La fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales o de servicio.
- Queda prohibida la explotación abusiva por una o varias empresas de su posición de dominio en todo o en parte del mercado nacional. El abuso podrá consistir, en particular, en:
- La imposición, de forma directa o indirecta, de precios u otras condiciones comerciales o de servicios no equitativos.
- Se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del mercado nacional y, en particular, los que consistan en:
Texto: Juan Manuel Vilches