El Mediterráneo es el nexo que durante más de 6.000 años ha tejido la historia de las diversas culturas y civilizaciones del sur de Europa, el norte de África y el Asia occidental. Un espacio común que ha sido fundamental en el desarrollo de la civilización occidental y el lugar de encuentro y expresión de culturas muy diferentes. La música, como una de las artes más intangibles y con mayor capacidad de asimilación y desarrollo, no ha estado ajena a este continuo flujo de conocimiento del que el mar ha sido testigo y camino imprescindible.

Aquí vamos a considerar todas las manifestaciones musicales de las regiones que comparten orilla con el Mediterráneo como parte de un todo más amplio y que englobamos geográficamente en dicho mar. Una música mediterránea que comparte adornos, florituras y vibratos pero cuyas estructuras difieren de un estilo a otro.

Muchas de las músicas mediterráneas tienen un marcado carácter u origen religioso, pero también hay que destacar su importancia como vehículo transmisor de cuestiones sociales y políticas, como el rai argelino o los nuevos géneros musicales creados por jóvenes en lugares como El Cairo. También es interesante el caso de la música mizrakhit, un género en el que se mezcla la lengua hebrea y la música árabe. Desgraciadamente un ejemplo poco frecuente de la unión de ambas culturas…

Argelia

La música rai es para los argelinos uno de sus mayores orgullos, ya que la consideran como uno de los emblemas de su cultura fuera de sus fronteras. Aunque el estilo no se define tal y como lo conocemos hoy en día hasta comienzos del siglo XX sus orígenes están insertos en las tradiciones religiosas musulmanas y la música folklórica beduina. Algunos de los artistas más conocidos del género son Cheb Khaled, Rachid Taha, Faudel o Cheb Mami.

Turquía

La República turca sigue siendo actualmente el puente entre oriente y occidente y en lo musical de forma mucho más acusada en las dos últimas décadas. De allí han venido algunos de los músicos que más han contribuido a la expansión de la world music. Omar Faruk Tekbilek, con su fusión de sonidos del medio oriente y contemporáneos, Taksim Trio, mezclando tradición y jazz, Orhan Osman o Selim Sesler. En el magnífico documental Cruzando el Puente se hace un somero repaso por la trayectoria de algunos de estos músicos y muestra buena parte de la escena musical turca actual.

Otra de las muestras más interesantes de la cultura musical turca son las interpretaciones de la lira bizantina o kemençe en turco, muy relacionado también con una de las danzas más importantes de la región: el horon. Ud Taksimi es uno de los intérpretes más renombrados de este instrumento.

Grecia

Nos vamos a centrar aquí en la música moderna, dejando para otra ocasión la música de la Grecia clásica, los intérpretes más universales como Mikis Theodorakis y las imágenes creadas por el cine. El rebetiko es un género que tiene bastantes puntos en común con el fado, sobre todo por su temática, y una de sus mayores aportaciones ha sido la de universalizar el uso del buzuki en otros estilos musicales. Pero uno de los estilos más curiosos es el rizitika, propio de la isla de Creta, en el que la improvisación es muy importante.

Algunos de los artistas actuales más interesantes son Kaiti Garbi, Nikos Kourkoulis, Glykeria, Anemos, Psarantonis, Anastasia Moutsatsou y las más conocidas Haris Alexiou y Eleftheria Arvanitaki, además del gran ídolo del país George Dalaras.

Sefardí

La música sefardí es fruto de la adaptación que hicieron los judíos en España de cantos y melodías anteriores propias de cristianos y árabes. Esta tradición se ha mantenido hasta nuestros días de forma sorprendente, teniendo en cuenta las diversas expulsiones a las que fueron sometidos los judíos españoles desde el siglo XV. Algunas bandas relevantes en España son Mediterránea, que se centra en las sonoridades sefardíes, mudéjares y andalusíes; Al Andaluz Project, que surgen del encuentro entre los valencianos L’Ham de Foc y los alemanes Estampie y que suman a su repertorio andalusí y sefardí influencia de la cultura centroeuropea; y los ya clásicos Trío Sefarad.

Klezmer

Es la música propia de los judíos procedentes de Asiria y Turquía que se asentaron en la Europa central y oriental en torno al siglo X. Con influencias de muchas otras regiones y culturas, el klezmer ha gozado siempre de un tono alegre y festivo, lo que ha ayudado a su difusión en los últimos treinta años. Y es que uno de sus elementos más característicos es la concepción de la melodía como elemento principal y en torno a la cual se desarrolla la armonía, lo que consigue que sea un género fácilmente reconocible.

El klezmer desapareció durante mucho tiempo de las tierras donde originalmente se fraguó, debido a las persecuciones sufridas por el pueblo judío durante el siglo XIX y sobre todo el cruento antisemitismo del régimen nazi y la Unión Soviética de Stalin. De esta forma, no es hasta mediados de los 70 en que el este estilo vuelve a tener presencia en las comunidades judías emigradas, por lo que hoy en día podemos encontrar bandas de klezmer prácticamente en cualquier parte del mundo.

Balcanes

Gracias fundamentalmente a las películas de Emir Kusturica y las bandas sonoras de Goran Bregovic todos los sonidos relacionados con la península balcánica han tenido un enorme auge desde los años 90. Aquí las bandas de metales son las que mandan y de entre todas ellas probablemente las de Boban Markovic y Boris Kovak sigan siendo las más intensas. También podemos destacar en Croacia la riqueza de las islas de la costa Dalmacia y la compositora, cantante y flautista Tamara Obrovac con su magnífica mezcla de jazz y música balcánica.

Uno de los hitos más importantes para la música mediterránea fue sin duda el Misterio De Las Voces Búlgaras, interpretado por la sección femenina de la orquesta y coro de la radio televisión búlgara, que fue determinante en el estallido de la world music en los 80. A pesar de que, en el fondo, realmente aquello no era nada nuevo, aportaba muchas ideas que sí lo parecían. Detrás había un enorme trabajo de recuperación y conservación del folklore balcánico, además de un tratamiento de las voces que por entonces era casi desconocido en occidente.

La historia de las diversas corrientes musicales que han tenido como lugar de encuentro el Mediterráneo ha estado plagada de constantes ataques a las que eran las formas de expresión propias de cada pueblo. Que hoy en día podamos conocer y escuchar esta enorme variedad de sonoridades ha sido gracias a miles de músicos anónimos que han luchado por mantener viva su tradición. Esa lucha debe ser la nuestra también hoy para defender una cultura común que, al fin y al cabo, no es más que la mezcla de todas las anteriores.

Texto: Juan Manuel Vilches