Podemos decir que el pasado viernes, Laurent Garnier vino, desplegó su magia y salió a hombros de la sala Macumba. O mejor dicho, fuimos nosotros los que salimos levitando de la última gran fiesta de Danzoo, porque el gabacho de oro tiene todo lo que hay que tener para repartir calidad a espuertas y hacer arder la pista al mismo tiempo. En esta ocasión vino con su nuevo proyecto LBS, junto a Scan-X y Benjamin Rippert, y si hay algo que llamó la atención de la noche, fue la poca asistencia congregada para ver a esta leyenda viva de la música electrónica. De hecho, recuerdo pocas noches de Danzoo en las que se estuviera tan a gusto. El movimiento del 15M y las protestas que en ese momento se estaban sucediendo en Madrid, sumado a una época de exámenes que hace que muchos se piensen lo de salir de parranda hasta el amanecer, seguramente fueron los principales factores de influencia. En nuestro caso, la necesitad inaplazable de un respiro y la cualidad ineludible de esta cita, hizo que tuviéramos la fortuna de presenciar una noche como esta.
Casi cinco horas de maestría a los platos, fuertemente respaldado por Scan-X y Benjamin Rippert, en las que nos sorprendió con un original planteamiento, un desarrollo de lo más fluido, a lo largo de toda la sesión y un final antológico. La jarana comenzó con un soberbio despegue en clave progresiva que fue asciendo sutilmente y acabó derivando en un techno melódico que nos voló la cabeza. Garnier supo alternar sabiamente entre sus labores de dj y una perfecta coordinación entre los tres bastiones en la parte del directo. Respecto a este aspecto del espectáculo, Laurent decidió reinterpretar varios temas clave de su repertorio, lavar la cara a un buen puñado de clásicos, darles un ritmo reposado y adornarlos con exquisitos matices, hasta lograr crear una atmósfera que pocos consiguen generar.
Si hay una cosa que hace destacar a nuestro franchute preferido, por encima de la mayoría, es su habilidad para combinar distintos estilos y hacer que todo encaje a la perfección. Techno de la escuela Detroit, guiños al acid techno, techno-house, house progresivo, matices jazzeros… todo cabe en una sesión de Garnier y nada sobra, aunque en esta ocasión sí que se olvidó de estilos como el drum&bass o el deep. No hubo despuntes, sino sólo una amalgama sónica que convirtió una noche de fiesta en todo un viaje armónico por los sentidos. El live comenzó con una breve intro que dio paso a “Back to my Roots” y “Lucifer“, para después dar un quiebro en toda regla, subir los bpm’s y salir disparado con “Stargazing” hacia el pódium de los vencedores.
El primer momento memorable lo alcanzó con la popular “Crispy Bacon“. Una versión impresionante que decidió alargar hasta los diez minutos y nos hizo saltar como cabestros. Y cuando aún no nos habíamos repuesto, va y clava el remix del tema “Extrawelt” de Petar Dunlov. Apoteosis seguida de “Acid Effiel” y “Desireless” y reventar la pista con “Gnanmankoudji” y “Man with Red Face“, con los que la respuesta del público fue demencial. Y así seguía el despliegue de artillería, con una genial “It’s Just Muzik“, “Midnight“, “Flashback“… en fin, ya os podéis hacer una idea. Cuando las piernas comenzaban a flaquear de tanto bote y diversión, Laurent nos llevó al limbo con esa joya llamada “Distant Shores“, una vez más del señor Dunlov. Ya con las luces encendidas y quemando su maleta, estiró la velada hasta las siete menos veinte de la mañana y nos devolvió a la calle con los pies varios metros por encima del cielo.
Texto: Javi JB
Fotos: Pat Blanco & Fran Hernández