El tiempo pone en ocasiones a todos en su sitio,… en otras, tristemente, no. Al hablar de rock irlandés y derivados rozando la música popular, referirse a U2, The Cranberries o The Corrs es lo más socorrido; el que no quiere errar el tiro recupera a Van Morrison, con más razón que un santo. ¿Pero qué hay de Taste o Thin Lizzy? Por los primeros pasó un portento del blues rock llamado Rory Gallagher, cuya discografía como solista debería darse como materia obligada en los colegios. Thin Lizzy, por su parte, representaron a la banda canalla por excelencia de Irlanda, un gancho que fundamentaban en canciones supremas cargadas de un saber hacer en lo creativo irreprochable, ya fuesen de vinilos como Jailbreak o Bad Reputation como de obras del calado de Renegade.

Y es que hasta por aquel 81 de Renegade, a escasos cinco años del fallecimiento del ínclito Phil Lynott, la banda era capaz de separar el oro del carbón. Ahora ponte en situación: 1981, un LP como solista del líder Lynott editado un año antes y rebosando de colaboraciones estelares (Jimmy Bain, Midge Ure, Mark Knopfler, casi la totalidad de los amigos/compañeros de batalla que pasaron durante los últimos nueve años por los Lizzy, etcétera), la final caída sin remisión en el mundo de las sustancias estupefacientes por parte de ese mismo vocal y bajista, adaptación de Snowy White en un combo que con Chinatown (1980) busca nuevos aires que no alcanzaba. Lynott se sobrepone a todo ello, engrasa a sus Thin Lizzy y graba un engranaje concretamente ideado para hacer saltar el monóculo al mejor relojero suizo.

Aquel disco “renegado” tiene tanto o igual valor que sus lanzamientos más recuperados, más recordados por la hinchada rockera, y así es la manera en la que Juan Gómez lo expone en su obra Thin Lizzy. La Leyenda Del Rock Irlandés; un libro necesario y bastante completo sobre un grupo que a día de hoy vive nuevas experiencias con una formación en la que se entremezclan los componentes más reconocibles del conjunto y artistas ya establecidos que se unen a la causa para homenajear los esfuerzos que hizo Phil por poner en la primera fila a este sueño.

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Sergio Guillén