Artista: Little Boots
Álbum: Hands
Discográfica: Warner/Ais
País: Gran Bretaña
Año: 2009
Más información: web oficial, myspace
Esta británica tan adorable (con pinta de folkie más que otra cosa) se ha hecho esperar después de un breve aunque esperanzador EP. “Stuck on repeat” se convirtió en una de las grandes bombas para la pista de baile, un temazo electro espacial con una producción electrónica más orgánica de lo acostumbrado y una melodía imbatible. La otra razón por la que se presagiaba un gran debut fue “Meddle”, contundente, concisa y con ciertos ecos de Hot Chip (de hecho Joe Goddard es uno de sus productores). Un par de remezclas muy acertadas de ambos temas remataban su carta de presentación. La pregunta a formular es si realmente tanto hype le ha venido bien. Complicado de responder.
En mi modesta opinión, al pop femenino de esta índole prefiero emplazarlo en un terreno más cercano al mainstream que al indie. Los trabajos de cantantes como Roisin Murphy o Robyn siempre me han parecido más que correctos, pero en muchas ocasiones se echaban de menos trallazos que un disco de Madonna o Kylie siempre tienen, esos singles que puedes escuchar una vez tras otra sin cansarte, aunque luego sus discos flojeasen. Eso es lo que le sucede al debut de Little Boots, que engancha, el conjunto es bueno, pero carece de cierta garra, y se centra tanto en buscar el estribillo pegadizo que deja en el tintero cierta frescura y chispa.
Pero no podemos engañarnos, Hands es un álbum más que apañado. Aparte de los mencionados temas rescatados del EP (aunque “Stuck on repeat” ha sido escandalosamente capada), el electropop de la mayoría de sus temas convence. “Perfect symmetry”, con la participación de Philip Oakey de The Human League, suena completamente a, pues eso, The Human League, con esos duos vocales que tanto les caracterizaban. “Earthquake”, “New in town” o “Mathematics” funcionan como un reloj, pasando de un tono más jocoso a otro más sofisticado, de la luninosidad a la oscuridad. Además, prescinde de baladas innecesarias que no tendrían cabida en un trabajo como Hands.
La producción resulta algo anodina, y si bien suena muy pulida, no aporta demasiado a lo visto, no ya recientemente, sino en los últimos años. Por lo que, como comentaba, no es que falle en nada en concreto, pero quizás le convenía haber arriesgado algo más. Es un disco sólido, pero esperamos sorpresas en su continuación.
Nota: 6
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