Los años 20: la ley seca, la mafia y el auge del Jazz

Al poco de terminar la Primera Guerra Mundial, Occidente conoció una de las épocas de prosperidad y expansión económica más fulgurantes hasta la fecha. La barbarie de la Gran Guerra tuvo un particular efecto en gran parte de la población, empeñada ahora en disfrutar de la vida como nunca, tomándose de alguna forma su particular compensación a las penurias y horrores padecidos. Los norteamericanos no fueron ajenos a esta tendencia vital, a pesar de que las trincheras habían quedado bien lejos de sus ahora boyantes ciudades, gracias en gran parte a los beneficios obtenidos como suministradoras de material bélico en la década anterior.

Bajo el humo y con el sonido de grandes orquestas, el jazz ejerció de banda sonora y el club como hogar y centro de la vida social americana. Toda una generación marcada por una profunda transformación industrial y los avatares de una política exterior cada menos influyente en su territorio dedicó gran parte de sus esfuerzos a buscar lugares en los que poder disfrutar de sus bebidas favoritas. Aquellos años locos en los Estados Unidos también fueron los de la ley seca y el auge de las mafias que la prohibición trajo consigo.

La Ley Seca

El 16 de enero de 1920 Estados Unidos incurrió en uno de los mayores desaciertos de su historia: aquel día entró en vigor la Volstead Act o ley seca, que fue impulsada por el senador republicano Andrew J. Volstead con el objeto de prohibir la venta de bebidas alcohólicas en el país.

Estados Unidos vivía un momento en el que predominaba el prohibicionismo y el antievolucionismo, que formaban parte de un movimiento que buscaba —mediante la ley- el cumplimiento de unas ciertas directrices morales e intelectuales. Desde fines del siglo XIX existían colectivos y asociaciones como la “Anti-saloon League” o la “Women´s Christian Temperance” que abogaban por la prohibición de la venta de alcohol. La legislación estatal ya había prohibido actividades seculares el día de descanso, había eliminado la mayoría de las formas de juego, había restringido la información y prohibido la venta de anticonceptivos.

Durante el primer año de vigencia de la ley el consumo de alcohol aumentó de forma alarmante, debido quizá al ambiente reinante a comienzos de aquellos felices años 20, el momento de esplendor de los cabarets, los music halls, etc. Aquella era una sociedad permisiva, que tenía más tiempo de ocio y deseaba apurarlo al máximo. En esa sociedad el hampa ejercía su autoridad cruelmente, amparada en la filosofía de no intervención del Estado.

Chicago fue una de las ciudades en las que el negocio del alcohol ilegal tuvo más presencia. Su posición geográfica central en el país, al encontrarse en el fondo del lago Michigan, hacía posible cruzar un pequeño mar navegable, que fue utilizado a menudo por miles de lanchas cargadas de alcohol de contrabando. Pero traer el alcohol de fuera, generalmente de las Indias Occidentales y las Bahamas era sólo uno de los métodos preferidos para hacer llegar el preciado líquido a la población. El segundo sistema era más inmoral aún, ya que suponía elaborar el alcohol de forma casera, redestilando alcohol industrial para convertirlo en bebidas sintéticas (whisky, ginebra, etc.), resultando de ello un producto que en muchos de los casos resultaba altamente venenoso e, incluso, mortal.

La Mafia y Al Capone

En aquellos alocados y dorados años 20 hizo su aparición unos de los personajes más mediáticos de la historia reciente norteamericana, al que se han dedicado libros, películas y todo tipo de productos relacionados con su historia: Alfred Capone. En apenas siete años revolucionó el mundo del crimen y la corrupción, especialmente a través de la introducción de formas de gestión propias de grandes empresas comerciales. Esta nueva estructura situó al hampa en una posición aventajada con respecto al propio Estado, que durante la administración Harding se sometió vilmente al negocio de la corrupción.

Al Capone fue la figura dura que llevó el orden y la disciplina al mundo del crimen y lo demostró a partir de 1924, cuando Chicago se convirtió en el centro de las cruentas luchas entre bandas que pugnaban por un hueco en el lucrativo negocio del contrabando de alcohol. Todas sucumbieron ante el creciente poder que Scarface (apodo debido a una cicatriz que marcaba su mejilla) estaba acumulando. Tras el tristemente célebre suceso de la matanza de San Valentín, cuando pistoleros vestidos de paisano y otros disfrazados de policías ametrallaron a siete miembros de una banda rival, Al Capone consiguió al fin el control absoluto de la mafia norteamericana.

Con la llegada del presidente Herbert Hoover en 1929, Capone se convirtió en el enemigo público número uno, después de haber sobrevivido a cuatro jefes de policía, dos administraciones municipales, tres fiscales federales y un ejército de agentes federales. Para acabar con él se nombró a un equipo de agentes federales al mando de Elliott Ness. Sin embargo, fue gracias a un grupo de inspectores de Hacienda, que analizaron con lupa la contabilidad de sus negocios legales y la pusieron a disposición de un juez, lo que hizo que en 1931 Al Capone entrara en prisión con una condena de 11 años de cárcel y 50.000 dólares de multa por evasión de impuestos. En 1939 fue excarcelado por buena conducta y se retiró a una villa de Florida, donde falleció a principios de 1947.

Aquel mismo Chicago que Al Capone había había convertido en el centro más importante y fructífero del hampa traficante de alcohol, fue también el escenario en el que músicos como King Oliver, Louis Armstrong, Sidney Bechet o Jelly Roll Morton grabaron sus primeros discos. Allí se desarrolló el indudable talento de unos personajes que coincidieron en una coyuntura y un lugar favorables.

El Jazz

La primera grabación de jazz data de 1917, de la Original Dixieland Jass Band —curiosamente blancos-, pero la música ya existía desde hacía algo más de veinte años y cornetistas como Buddy Holden o Freddie Keppard ya tenían un nombre en Nueva Orleans. Es probable que el jazz fuera inicialmente interpretado por músicos sin educación musical —al igual que el blues- que tocaban en bandas de marchas en Nueva Orleans. El jazz se alimentó por aquel entonces de la música clásica, las marchas, los cantos espirituales, las canciones de trabajo, el ragtime o el blues. El recurso de la improvisación habitualmente se explica al pensar en esos músicos que, al no saber leer partituras, no tocaban las melodías siempre igual y de manera continua, sino que le agregaban variaciones que contribuían además a hacer las actuaciones más interesantes, puesto que el repertorio era limitado.

A comienzos de los años 20 Nueva York y Chicago eran las ciudades con mayor número de músicos de jazz, la mayor parte de ellos emigrados de otras zonas de los Estados Unidos en las que se había acabado con los barrios en los que se daban cita tanto el jazz como la prostitución y el alcohol. En estos años aparecen los que serán más tarde considerados las primeras obras maestras del jazz, destacando sobre todo Jelly Roll Morton o King Oliver con sus respectivas orquestas. Casi al mismo tiempo aparece Louis Armstrong, primero con los Hot Five y después con los Hot Seven, que fue quien antepuso la personalidad artística del solista por encima de la improvisación de grupo y dotó al fraseo jazz del sentimiento del blues.

Fueron los años en los que tanto solistas como orquestas se disputaban el trono del género. La gran orquesta de Paul Whiteman, que tuvo un gran éxito con su versión de Rhapsody in Blue; la de George Gershwin, conocido sobre todo por su enorme Porgy & Bess; y la de Duke Ellington, que compuso una abrumadora cantidad de temas y fue crucial en el desarrollo del género. También aparecieron intérpretes blancos, demostrando así que el jazz no tenía un sólo color, como Benny Goodman, Glenn Miller o el menos conocido Bix Beiderbecke, trompetista de enorme talento que murió de forma prematura.

El fin de la prohibición

Los casi catorce años de prohibición de consumo de bebidas alcohólicas sirvieron para que el mundo del crimen encontrara un trabajo que le permitió enriquecerse y establecer contactos con políticos y policías sin escrúpulos. Con la abolición de la ley seca, la mafia sufrió un brusco reajuste, en un contexto de gran crisis económica, y básicamente se orientó hacia el tráfico de estupefacientes. Pero el empuje y la vitalidad que la ley seca dio a una criminalidad en permanente cambio ya serían difícilmente erradicables. Aquellas organizaciones criminales aprendieron bien de la historia y han sabido adaptarse a los nuevos tiempos, ampliando cada vez más sus áreas de negocios e influencias.

Más de noventa años después y con la historia en la mano, las palabras pronunciadas por el senador A. Volstead, promotor de la ley, el 17 de enero de 1920, nos hacen recapacitar sobre los excesos de la moralidad y, tal vez, de la ingenuidad en aquellos que deben ser los garantes de la libertad, la seguridad y el bienestar de los ciudadanos:

Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento, se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas, todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno“.

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Jazz Años 20-30
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Bibliografía:

– Jones, Maldwyn A. Historia de Estados Unidos: 1607-1992. Madrid. Cátedra.
– Kobler, John. Capone. Barcelona. Plaza & Janés.
– Apuntes personales

jmvilches

View Comments

  • Maravilloso artículo sobre el contexto social del jazz de los años 20.
    Un placer leer cosas así.

  • Es Alphonse Capone, porfavor corrigelo porque es un artículo muy bueno y se lo carga.

  • muy buen post, explica de forma sintetica los aspectos que definieron a los felces años 20. Un paneo excelente del plano social, economico, politico y cultural de la epoca. Gracias

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