A la discografía del jovencísimo sexteto mexicano (el violinista tuvo que quedarse en casa por motivos personales) uno se acerca gracias a los llamativos samplers del western que emplean en sus canciones, más tarde descubres sus melodías, sus profundas sonoridades y se instalan en tu cabeza sin que puedas hacer nada por evitarlo.

Cuando consigues verles sobre un escenario te sorprenden más aún, añadiendo al cóctel grandes dosis de diversión y baile. No fue ninguna casualidad que el Straitjacket Daddy O’Grande les pidiese que fueran su banda de acompañanmiento durante su gira española, toda la formación aporta en el brillante resultado final.

La vibrante Trío De Mercenarios, la descriptiva Tijuana’s Sheriff o la emocionante trompeta de El Mariachi en Bésame Mucho ejemplifican la variedad de su propuesta. También presentaron una versión de Morricone que estará incluida en su próximo disco, durante la cuál alcanzaron la tensión de un saloon con John Wayne a punto de desenfundar.

Con los gritos de un público encendido en La Escopeta Del Diablo terminó la exitosa invasión mexicana. Por si fuera poco fueron felices y se lo pasaron en grande (perdón, ¡¡a huevo!!). Bien chingones estos Twin Tones.

Y qué decir de los Coronas. Sin palabras. Por el inmenso talento que acumula la banda se podía esperar un crecimiento, pero en sus últimas actuaciones por toda nuestra geografía, y concretamente en el circuito de salas madrileño, han alcanzado un nivel superior. Dos horas de instro surf, que en contraste con los fronterizos Twin Tones suenan más que nunca a pasodoble, a español, a sangre en la arena. Casi 120 minutos (”en México las bandas tocamos 30 minutos” comentaba el grupo telonero), y el público que sigue sediento y pide más. Apoteósicos.