La escena underground madrileña siempre ha estado viva y agitada, a pesar de que los políticos se empeñen en cerrar salas de conciertos, presionar con todo tipo de exigencias e impedir la creación de un tejido musical que nace, vive y muere por si solo, con ausencia de ayudas y subvenciones pero con la determinación artística y la necesidad expresiva. El Neu! Club (conciertos con varias frecuencias mensuales en la sala Galileo Galilei) no ha cesado nunca de defender propuestas alternativas que merecen elogios y que sorprenden por sus nuevos planteamientos. Se juntaban por primera vez en un cartel dos de los grupos madrileños más en forma y con mayor capacidad de proyección. Un cóctel explosivo que contenía sorpresa. Y la sorpresa fue la inclusión de un tercer grupo que no fue otro que los gallegos Triángulo de Amor Bizarro, pura explosión punk-rock, y uno de los mejores debuts de la última década, que me perdí por culpa de mi desubicación horaria.
No en vano, aún quedaban dos platos fuertes, se respiraba en el ambiente el regusto de lo que se avecinaba. Cohete volvían a pasear su disco homónimo, un disco cargado de grandes canciones que ganan enteros en directo. Suenan frescos y directos. Sus canciones son de corta duración, píldoras concentradas, con aires nuevaoleros y guiños a los mejores Devo. Pop-rock instantáneo que consigue hacerte vibrar con sus historias cotidianas (‘El club cocina’, ‘Mi corbata’, ‘A veces es mejor no pensarlo tanto’ o ‘Petición’), letras ágiles con cierto desdén por las convenciones. Si además les añades una sección de vientos (trombón y trompeta, aunque ésta última sólo brilla) las canciones ganan enteros.
Y Los Punsetes rugieron con fuerza, cubrieron las expectativas de un público ávido (entre sus seguidores hasta se encuentra el actual lehendakari vasco). Con tan sólo un disco publicado en Gramaciones Gramofónicas ya son grandes, suenan rotundos, una combinación de noise pop, con deje shoegazing, que lleva un gran lustre. La vocalista hierática, cual estatua, actúa con un papel diseñado al guión, luce vestido elegante y canta a alto nivel y cumple con una posibilidad: si no sabes moverte en el escenario, quédate inmóvil pero canta bien. Letras con sentido del humor, con una mirada sarcástica ante la vida (la represión en ‘Dos Policias’, la desconfianza y el mal fario en ‘Lo natural’, la muerte en ‘Fondo de armario’ o en ‘Maricas’). En concierto el noise y la inmediatez nos abraza con firmeza y Los Punsetes nos agitan más allá de su lado pop. Aquí hay actitud y mucho que decir.
Texto: Andrés Castaño
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