Poco más de un centenar de personas,-una verdadera pena-, para acercarse a observar como brilla el reflejo de uno de los álbumes más interesantes del año a cargo del miembro de Deerhunter (sí, los responsables de la obra maestra “Halcyon Digest“), Lockett Pundt, líder de Lotus Plaza y que con su reciente y espléndido “Spooky action at a distance” nos trae los esquemas más sólidos de la distorsión guitarrera de My Bloody Valentine más las chispas que podrían iluminar cualquiera de los temas shoegaze de unos The Radio dept. metidos en una noria a doble velocidad que la que balancea las notas ensoñadoras en sus excelentes canciones. Alumnos más que aventajados para una noche donde la sorpresa no sólo fue la juventud de los miembros del grupo sino el saber entregar con más que entusiasmo su repertorio, alargando los temas hasta convertir la repetición de ritmos en un dream-pop que más que acobardarles por el engranaje de su perfecta sincronía sonora que podría quedar empañada a un pasado idolatrado por muchos, añadía un punto y a parte al excelso nivel de la labor del grupo en vivo.
La noche la abrió la media hora del folk de Natalia García Poza o, alter ego de Nat Simons, cantante indie-folk muy cercana al universo de un Bob Dylan al que ha versionado tiempo atrás (no hacía falta jurarlo) y donde también hay cabida para un country-folk dulce y visitado por unos lugares comunes donde se han sumado un sinfín de cantautoras del mismo cuadro, donde florecen los lirios y palabras como whispers, time y sweet campan a sus anchas. Es algo personal, y que me perdonen por este detalle, pero a mí todos estos lenguajes sonoros me acaban aburriendo. Me cuesta entrar en la lluvia de melodías dulces y sumamente atemperadas por guitarras y armónicas. Me pareció que detrás de mí estaba una helada Russian Red, que no sé si estaba gélida porque nos encontrábamos en un espacio semi-abierto (no creo que se queje por estos espacios para escuchar música en vivo, señora Ana Botella, ¿verdad?) o porque le caía encima un hielo igual de frío que el que musicaliza sus canciones. Eso sí, la voz de Natalia es espléndida y el sonido era perfecto lo cual hacía indicar que en otro lugar y con un repertorio más amplio el grupo no hubiese notado la dispersión de una audiencia que no era la suya esa noche; porque las canciones tienen la suficiente pegada para quedar en posición de primera línea en los seguidores de las artistas que ya tienen un campo trillado en el ámbito popular del folk en nuestro país.
Lo de Lotus Plaza fue una sorpresa total y absoluta. Los que casi babeamos igual que hace la panda de Pitchfork con su último trabajo, nos vimos más que sorprendidos por un quinteto que parece salido de una clase de física donde han destrozado las leyes de la gravedad de ese indie-rock espacial sacado de contexto de sus dos álbumes de estudio. A pesar de que en directo la voz de Lockett Pundt se queda un poco justa, escuchar “Strangers” en vivo fue una explosión de fuegos artificiales cuyos colores explotaron a centenares de kilómetros del cielo del Matadero, alargando, -como he comentado antes-, ésta y otras de sus canciones en base muchas veces a la repetición de ritmos de batería (magnífico por cierto…) y recreándose en los ambientes de guitarras cuyos rasgos magnificaron un concierto desbordante de genio. Con “Out of Touch” ocurrió más de lo mismo. Y desde ahí en adelante quedábamos descalzos y con los brazos abiertos.
Podrían haber cumplido con la presentación en seco de su último álbum pero derraparon de una manera fulminante en unas curvas de madurez que nos dejaron con la boca abierta. Sin quitarse la cazadora, Lockett Pundt parecía soltar sus canciones como si llevara tocando desde que hizo la comunión con Deerhunter, como quien le regala una guitarra y la hubiese tocado de rodillas y con los ojos cerrados. Nada de dejar cabos sueltos a lo que no era ruido reverberado por unas canciones que sitúan su disco entre los mejores de los publicados en este 2012. Aunque si hubiesen tocado la celeste “Black Buzz” con ese aire igual de sutil que en su álbum, no nos hubiese importado. Pero la labor del grupo era rasgar los temas de sus dos únicos trabajos de estudio… ¡y vaya si lo hicieron!
Unos críos enormes a los que hay que guardar respeto. Como sigan así, se pueden convertir en una de las grandes bandas de shoegaze del mundo. Si no lo son ya. O que se lo digan a su profesor de física…el que ahora está volando por el espacio exterior escuchando sus canciones.
Y la vuelta a casa con otro de los grandes: “Long slow dance” de The Fresh & onlys. Y a dormir, soñando con el espacio exterior.
Texto: Ángel Del Olmo