Mucho alboroto entre los compañeros de prensa antes de afrontar la última jornada del Low Cost Festival, y es que el día en el que murió Amy Winehouse será recordado para siempre. La sobredosis musical tocaba a su fin con muchas coincidencias apetecibles, tres escenarios simultáneos dan para ver -y dejar de ver- a muchas bandas, aunque a los adictos a esto siempre nos sabe a poco.
Parecía ya una tradición empezar el día con country, The Sundancers -formación que incluye banjo y violín- homenajearon a Johnny Cash en el escenario Stereo. Maga congregaron a mucha gente, pero inexplicablemente el gentío se mantuvo estático y apagado ante una gran actuación.
Sexy Sadie elevó la media de edad 10 años respecto al día anterior, con numerosas camisetas de la banda rescatadas del fondo del armario. Una pena que algunos se dedicasen a tener conversaciones de ascensor en las primeras filas, señal de que más volumen era necesario para poder diferenciar un concierto del hilo musical de tu dentista. Versiones como American Girl de Tom Petty o Bird Dream Of The Olympus Mons de los Pixies -dedicada a Micah P. Hinson y Tachenko- se unen a los clásicos de nuestro pop Someone Like You o You Know That’s The Way I Like It.
Cosmonauta salvaron la papeleta en una hora complicada, con un cantante muy expresivo y original cuando se le pudo escuchar, que no fue siempre. Otros con una posición difícil en el calendario, Eureka Hot 4 demostraron que son tan divertidos como parecen, colocados a última hora hubieran alargado la noche a unos cuantos.
Llegó la hora de Mando Diao en el escenario principal. Los que se acercaron al cartel del festival con menos miopía pudieron observar en letra pequeña que los suecos traían “brand new musical arrangements”, lo que quiere decir que presentaron su show con la configuración de su reciente MTV Unplugged.
Elegancia garajera con cuarteto de cuerda y acertada escenografía vintage. Vistos por las pantallas gigantes a veces parecían los Beatles, no muy lejos estamos cuando Mr Moon podría haberla firmado perfectamente algún pope británico de los 60. Con la excelente Gloria queda claro que los nuevos arreglos no son gratuitos y aportan nuevos colores a las canciones. Para finiquitar un Dance With Somebody inicialmente tranquilo y con progresivo subidón hasta un final discotequero con luces de colores a discrección. Que nadie pare de saltar, por favor.
Cápsula tienen fama de trabajadores, y tocando 3 conciertos diferentes en 15 horas no van a perderla, comenzaron la sesión “matutina” en el escenario de la playa, continuaron interpretando Ziggy Stardust -llegamos a un Starman empapado de psicodelia glam- y finalmente atacaron su propio set.
El mayor valor de Love Of Lesbian es la distancia que consiguen entre artistas y público, una cercanía que demuestran en salas pero que no consiguieron en el estadio benidormense. Eso sí, mucho fanático del Club de fans de John Boy se lo pasó en grande cantando cada letra.
La ministra Sinde estuvo en el festival y confesó que sus favoritos son Standstill, por mucha manía que tengas a los políticos ríndete a la evidencia, tanto en formato sentado como mostrando su lado más hardcore Standstill demuestran una fuerza y calidez extraordinarias. Con el volumen a tope ofrecieron un repertorio centrado en sus dos últimos discos, Adelante Bonaparte (I), El Resplandor, ¿Por qué me llamas a estas horas? o La mirada de los mil metros. Grandes.
Más tarde coinciden al tiempo dos formas diferentes de afrontar un guateque fiestero, en el escenario LCF los suecos Shout Out Louds no hacen nada nuevo, pero lo hacen bien y tienen una gran capacidad de convocatoria. En el escenario Stereo Los Tiki Phantoms demuestran que también entre el público de un festival pueden reclutar fieles al gran dios Tiki mediante máscaras, surfeo sobre el público de espontáneos en colchoneta o tiki-conga para delirio del personal. Podrían tocar para aficionados de Metallica o Julio Iglesias y salir a hombros igualmente.
Para finalizar más de 30 horas de música la actuación de Dorian se antoja excesivamente marcial y gélida. Su público piensa diferente, y se vuelve loco cuando Marc admite su deuda hacia la ruta levantina y elige a varios LowCosters para que bailen sobre el escenario.
El balance final es francamente positivo, damos las gracias al gran dios Tiki por las nubes que cubrieron la ciudad deportiva Guillermo Amor durante las primeras horas de cada jornada, bajando unos cuantos grados la de por sí ardiente temperatura, al departamento de prensa del festival -repetiremos-, a los momentos Beautiful People, a los tapones de coca cola, al indie-mojito y al programador que consiguió que -aunque nos perdiésemos algunos bolos- el público estuviese en todo momento repartido entre los tres escenarios evitando excesivas aglomeraciones.
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