Seamos sinceros. El concierto empezó mal. Lucas llegó como tres cuartos de hora tarde — comenzó a las once menos cuarto un concierto programado para las diez – y se olvidó de la letra de la primera de sus canciones. El peor de los comienzos para convencer a alguien que como un servidor había acudido a la mítica Libertad 8 para corroborar las buenas críticas recibidas acerca del cantautor. Pero pasó que el madrileño se entonó (terminado el cuarto tema) y las casi 30 personas que asistimos al evento salimos del templo de la canción de autor con la misma frase en los labios: un buen concierto.
En las casi dos horas de actuación hubo tiempo para todo: para canciones nuevas — algunas sin título -, para recordar las de siempre, para rendir merecidos homenajes, para presentar a invitados de excepción, entre ellos la popular que no famosa Conchita, y para disfrutar. Sobre todo para disfrutar.
Arrancó el concierto con la canción “Te Quiero Para Mí“, un bonito tema al que siguieron “El Mapa Del Mundo“, “Mujer“, la no menos hermosa “Lejos De Tu Piel“, de su disco “Es Un Trabajo Duro” y en la que evidencia su buen gusto por Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, “A Menudo“, un celebrado homenaje al recientemente fallecido Michael Jackson —interpretando un selecto meedley compuesto por “Blame It On The Boogie“, “Billie Jean” y “Thriller” – “Vuelan“, “Por Nada” y “Tiro Al Blanco“, parodiando a Bob Dylan al acompañar el tema con una armónica, y que amenizó con una bonita historia origen de la canción, camino de Santiago incluido.
A petición del propio cantautor salieron los invitados Diego Montoto, que interpretó una muy buena canción titulada “Velocidad” y Conchita, que interpretó las canciones “Ya Pasó” en solitario y “Amigo” junto a Lucas. Después vendrían “Con La Boca Por Delante“, “En Blanco Y Negro“, escrita en Guinea Ecuatorial, la comercial y no por eso menos bella “Este Corazón“, aderezada con un sonido muy a lo Café Quijano y “Antes De Que Llegaras Tú“, una canción muy bluesera que le sirvió para presentar a Miki Ramírez, una joven promesa que subió al escenario con un look muy playero para interpretar una bellísima “Quédate A Mi Lado“. Continuó la actuación con un repertorio más humorístico, al más puro estilo Riki López, – decir que el madrileño tiene un ligero parecido con el mallorquín – que aunque hacían las delicias del público, tiraban piedras sobre el tejado de su profesionalidad, como él mismo reconoció: “es que hay gente que ha venido a escuchar a un cantautor serio. Tiro piedras contra mi propio tejado“.
Después de casi dos horas y tras regresar al escenario por petición popular para interpretar “Cada Día“, el madrileño dio por finalizado un buen concierto que hubiera sido inolvidable si hubiera limado puntualidades y olvidos. Poco profesional. Por lo demás añadir que algunas letras están muy cuidadas y pulidas y algunas melodías, la mayoría, son tan pegadizas como los chicles en los zapatos. Por ellas me quito el sombrero… y el cráneo. Como igual se lo quitaron Clara Montes, Marta Sánchez, Mónica Molina o el mismísimo Raphael. Grata la presencia de Diego Montoto, Conchita y Miki Ramírez, que vanagloriaron la actuación del madrileño con su presencia y sus canciones. Aunque para eso están los Amigos.
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