Manu Katché ha trabajado con una variedad enorme de renombrados músicos y de diversos géneros, como Loreena McKennit, Joe Satriani, Peter Gabriel o Tracy Chapman, entre otros muchos. En su corta carrera en solitario ha optado por practicar un jazz estilizado, muy europeo, que recuerdo por momentos a Jan Garbarek, con el que también ha tocado en multitud de ocasiones. Se presenta ahora con una formación totalmente renovada con el saxofonista Tore Brunborg, el pianista Jason Rebello, con quien trabajó para Sting; y el contrabajista Pino Palladino, con quien lleva 25 años trabajando en diversos proyectos. Además, cuenta con la colaboración del guitarrista Jacob Young en tres temas y de la cantante y trompetista Kami Lyle en un par de ellos. Siendo esta ya la tercera entrega del parisino, redunda decir que nunca se sitúa por encima de los demás músicos. Porque no es este un disco para baterías al estilo de virtuosos como Dave Weckl y un ejemplo de ello lo podemos ver en el tema que lo cierra, Urban Shadow, que ni siquiera tiene percusión.
El inicio con Swing Piece recupera las mejores melodías de Playground mientras Katché desarrolla sus ya personales técnicas, algunas de ellas herencia de la rica tradición percusiva africana y otras más basadas en la fuerza del rock, amén de su exquisito tratamiento de los platos y timbales. Keep On Trippin’ sigue por esa misma senda con la inclusión de mayores cambios y la elegante participación de Jacob Young. Senses no consigue llegar al mismo grado de emotividad que la magnífica Song For Her de su anterior trabajo, aunque el tema está construido buscando aquel mismo efecto. Being Ben da comienzo con un piano casi ragtime para perderse un poco más tarde en variaciones algo menos trabajadas. Une Larm Dans Tons Sourire y Springtime ya están de lleno inmersas en cierta sensación de indolencia general a pesar de los estupendos arpegios del piano que Springtime tiene. Algunos bien ejecutados armónicos en Out Take 9 tampoco consiguen sacarnos de esa nube, aunque pronto llega Shine And Blue, que nos da unos de los mejores momentos de todo el álbum. En Flower Skin vuelve el señor Young, pero aquí ya su aportación no hace más que empalagar aún más el conjunto, lejos del swing de los dos primeros temas. Urban Shadow pone la nota final, muy breve, casi como una nana, perfecta para alargar la sensación letargo general. Todo esto con muchos toques de pulgares y golpes cortos que aportan delicados detalles y pequeños adornos sobre unos ritmos base que aportan ese groove tan apreciado por otros artistas, aunque en este Third Round probablemente menos contagioso, pegadizo e intuitivo que en otras ocasiones.
El sonido del casi smooth jazz de Manu Katché es bastante accesible, con melodías memorables y fácilmente tarareables, por lo que seguro es bien recibido por muchos habituales de ECM, acostumbrados a la creación y especial dedicación a los ambientes, las texturas y las atmósferas. Todo suena claro, especialmente los vientos y las cuerdas, mientras que la percusión se sitúa en una cierta profundidad con una pizca de reverberación. Limpio y comprimido, pero quizá menos inspirado que Neighbourhood y Playground.
Manu Katche
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Texto: Juan Manuel Vilches