Grupo: Maranges
Título: El baile de los cangrejos
Distribución: Hello cultura
Fecha publicación: 1 marzo 2010
Web: Maranges
Jordi Maranges, ahora en solitario, tras dejar plasmada sus cualidades musicales en anteriores proyectos como “El diablo en el ojo“, del que fue líder, se enfrasca ahora en un proyecto donde la canción de autor bebe de diferentes fuentes, desde el cabaret (“Nostalgia 2” o el catalán apesadumbrado de la magníficamente cantada “La revenja de d’ una estrelle“) hasta el western saltarín de “El baile de los cangrejos“, donde parece acercarse peligrosamente a Enrique Bunbury, para definitivamente alejarse de modelos preestablecidos, donde las melodías cambian para no desfallecer y hacer vibrar un conjunto que pueda lucir con igual esplendor que lo entregado por otros tantos de los cantautores nacionales. Porque no existe comparación posible que haga desfallecer el nuevo proyecto del catalán y marcha por senderos más complejos en cuanto a arreglos y el tono contrariado de lo que dirige la narración de su voz, siempre cercana a la sensación de estar contando un cuento, a veces desconsolado y otras más positivo, dando eficacia al conjunto de sus composiciones, armadas siempre de una carga de amarga ironía.
Destacan las rimas de muchas de sus canciones, notables muestras de talento a la hora de transmitir sensaciones que acompañen su voz, unas veces melancólica (“No queda luz por encender ni dardos que seguir lanzando”, canta en “Mi corazón no es un motel“, arropada por una bruma de ecos en las voces y letras que hablan del abandono y las promesas incumplidas: “todo está igual pero cambiado, como una habitación de hotel”) o reflejadas por unas letras con mayor carga de luz. Utilizando también el susurro para hacer cambiar el tono, Maranges tantea diversos géneros que engarzan sus canciones, llevadas todas por un halo de decaimiento que se deja conducir por la orquestación que estalla en varios de sus temas. Sin abusar en esconder los instrumentos en una voz que quiere contar el peso de la memoria y los personajes trascendentales y carismáticos (Lili Marleen, Clark Gable), arropa lo que narra con cálidas notas que hablan de sombreros de plumas, de luces que no quedan por encender y sueños pasados: todo encendido por la imagen del recuerdo, que planea como constante en todo el álbum.
También ha dejado un hueco para el pop juguetón de “El rey de los disfraces“, donde habla de colores, de anchos mares de dudas y frías palabras, en la que, para el que esto firma, es la mejor canción del disco.
Magos que roban el corazón, anuncios de neón, lunas, ilusionistas y reinos de sirenas pueblan como habitantes inciertos las letras de este trabajo.
Es cierto que, a veces, no consigue rimar sus frases con igual éxito o lo que cuenta confunde (“yo volveré a darte mi vida y tú a coserte otro botón” o “sabes que a mi modo te he querido, niña de pelo blanco y naufragios consentidos”) o desconciertan sus cambios de ritmo, pero lo saca a flote con un esfuerzo creativo digno; ocurre en la citada “El baile de los cangrejos“, salvada por un poderoso final.
Y atentos a cómo en directo puede presentar todas estas canciones; que se puede hacer mucho con lo que Maranges ha desenterrado de sus cuentos mágicos. Como dijo Jacques Brel, « Le talent, c’est d’avoir l’envie de faire quelque chose », es decir, « El talento son las ganas de hacer algo ».
Texto: Ángel Del Olmo
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