Otro paso más y
McEnroe se consolida como una de las propuestas más sólidas que llega del frío norte (Getxo). No necesitaban hacerlo, tras publicar un exitoso
Tú nunca morirás (09) ya se habían consolidado en la escena, pero su cuarto disco,
Las orillas (
Subterfuge), es un alegato nostálgico, oscuro y profundo, al pop de detalles, de arreglos cuidados, de alejarse de modas y referentes para sonar definitivamente a uno mismo, un disco a ratos doloroso, que habla de pérdidas, y como dicen ellos, de encontrarse muy perdidos: “
Las orillas vienen del disco anterior, viene de estar muy perdidos, incluso a nivel de letras. Queríamos enfocarlo así, entendiendo las orillas como referente, como algo que tener cerca, como un sitio del que no alejarse. Supongo que es muy complicado que se junten todas las piezas para estar bien“, reflexiona Ricardo, miembro de la banda.
Recuerda qué supuso aquel
Tú nunca morirás, un trabajo con el que llegaron a todos los lados con su apuesta serena: “
Creo que fue un acierto total, nos puso en el mapa y además fue una cosa extraña porque a la gente le costó descubrirlo. Para nosotros fue mucho más, pero no sólo por ponernos en el mapa, sino por conocer a Abel, con esa capacidad de ver desde fuera lo que hacemos, introduciendo nuevos sonidos, metiendo instrumentos. Fue un disco muy importante que nos enseñó mucho. Como repercusión hemos querido poner como base lo que aprendimos con ese disco pero no seguir en la misma línea“.
Hablan de
Abel Hernandez (
Migala /
El Hijo), productor en aquel, aunque hayan optado por Raúl Pérez (Pony Bravo) para este: “
Queríamos poner en práctica todo lo que aprendimos. Antes era cuestión de ir al estudio, grabar y cada uno a su casa. Ahora todos vivimos en ciudades diferentes, por lo que teníamos claro la necesidad de estar juntos una semana y dedicarnos plenamente al disco. Nos hablaron de Raúl y vimos que hacía las cosas muy parecidas a como las hacemos nosotros, muy anárquicos y muy poco de dar vueltas a las cosas. Le mandamos las maquetas, vimos que conectamos y pensamos que era un buen director“
El puntito oscuro de McEnroe es lo que les hace alejarse de cualquier corriente folk, son mucho más. Canciones como La cara noroeste, Vistahermosa, Astillero, Arquitecto o La Palma tejen melodías tan yermas y gélidas, como desnudas y honestas, que contrastan (a gritos) con la sociedad actual en la que todo va a la carrera: “Porque muestra cómo somos, bastante calmados. Intentamos hacer las cosas muy naturalmente, sin estrés. Somos bastante calmados y así lo transmitimos, porque es lo que sentimos cuando nos juntamos. No hay charla previa, no hay búsqueda especial de nada, nos juntamos y vamos uniendo lo que cada uno aporta“.
Confiesa que lo que le motiva es ir a sitios donde nunca ha estado con la banda y si son festivales con encanto, mejor, “como el Faraday, me han hablado muy bien“, apostilla. Así es McEnroe, una banda que aunque no crea en el Getxo Sound, viene con el label de calidad.