No son pocas las publicaciones en formato libro que tratan este afán por descubrir, por hallar, por alcanzar tesoros ocultos que pasaron fugazmente por los estantes de una tienda, feria o mercadillo musical. Desde las ediciones de la empresa SomosLibros sobre el mundo del vinilo (Vinilos Rock: Breve Historia Del Rock A Través De 50 Años De Vinilos, por ejemplo) o Hay Tantas Chicas En El Mundo… Iconografía Femenina En El Vinilo Español De 1954 A 1990 (Editorial Milenio), hasta Discos Ocultos de Juan Vitoria o el último lanzamiento de CastellArte titulado Discos Para Inquietos. Obras Discográficas Para Melómanos Empedernidos, se plantea un fin común. Y esa meta no es otra que mostrar al iniciado las vías por las que dar con esa cara de la música que no necesariamente está pegada al continuismo del mainstream, la faz que reconoce la buena música en cualquier rincón escondido de toda década o época que tuviese algo que decir en cualquiera de las disciplinas musicales que abordasen los creadores de mano firme y sentimiento plasmado en un pentagrama.
La próxima Feria Internacional Del Disco De Madrid, que se celebrará los días 28 y 29 de mayo, regresa en esta segunda edición para plantear esos cofres de corsario que se abren ante el coleccionista para que le entre la luz y el aire a su contenido, stands repletos de piedras preciosas con forma de disco de vinilo. Cierra por tanto los ojos y déjate llevar en este aperitivo de lo que está al caer en el madrileño Palacio de Congresos. Y es que quién podía imaginar que unos The Temptations anclados en el soul más bailable pasarían por una etapa de locura psicodélica. Ellos, vocales que en 1968 aún andaban compartiendo gustos con otros estrellones de la Motown (Diana Ross And The Supremes Join The Temptations), brillaban con nueva luz un año después a ritmo de Cloud Nine. Pero no saldrían de ese 1969 sin probar una vez más el riesgo del cambio. Norman Whitfield trabaja y muestra su obra sin tapujos, disparando al conjunto a un territorio cercano al mensaje social.
Puzzle People se deja manchar por el contenido rock de finales de década, mientras que se aposenta sin ningún tipo de reparos en el que ya se empieza a conocer como soul psicodélico. El último escalón seguro lo pisarían con Psychedelic Shack en marzo de 1970, ya que poco después meterían los pies en el fango de un Together oportunista pero no oportuno. Ni la revisión del inolvidable ‘The Weight‘ de los canadienses The Band les lograba ganarse unos laureles que sí merecían otros contemporáneos más avispados. Aun así, y aunque ciertos cambios en la agrupación parecían sumarse a la tragedia, Norman Whitfield vuelve a llevar a The Temptations a lo más alto con un álbum como All Directions (1972) y canciones de la talla de ‘Papa Was A Rolling Stone‘, composición cuyos arreglos seguramente se inspiraron del ingenio mostrado por Isaac Hayes para la recreación musical del tema central de Shaft. Con tales antecedentes, quién se niega a derretirse ante una copia del LP Masterpiece de estos talentos en su edición española, un álbum que cambia su portada original con las efigies en bajo relieve de los miembros de Temptations por una fotografía de estos vocales encabezada por la traducción entre paréntesis del título original, es decir, Obra Maestra.
En otro salto de años se puede descubrir esa extraña compilación de Van “The Man” Morrison que por momentos no lo era, álbum T.B. Sheets en el que todavía conseguíamos pasear con esa Julie cuya pieza titula el desconcertante recopilatorio. Aquella canción ya aparecía en Blowin’ Your Mind! y narra la triste historia sobre la citada joven. Esta adicta a las drogas deambulaba por el barrio londinense de Notting Hill y terminaría muriendo de tuberculosis. La pena por el ángel caído aparecería como recuerdo nuevamente en su ‘Slim Slo Slider‘. Posiblemente el Van más árido y crudo pero siempre sin perder su portentoso talento para narrar sueños o realidades.
El valor que atesora T.B. Sheets es no sólo contener los mejores temas de aquel Blowin’ Your Mind! de 1967, ya que de igual forma captura cual insecto en ámbar las primeras versiones de dos canciones, ‘Beside You‘ y ‘Madame George‘, que darían sentido a un redondo como la maravilla titulada Astral Weeks. Una obra este T.B. Sheets que se escapó a la definitiva aprobación del artista y que en Norteamérica funcionó bajo la tutoría de Bang Records (London Records para los compradores británicos).
En 1983 corren días turbios para el seno de Police. Sting está totalmente enfrentado a sus compañeros en la lucha por monopolizar el trío, algo que le lleva a componer casi la totalidad de su despedida discográfica Synchronicity. Pero el bajista y vocal daría su brazo a torcer a la hora de elaborar un tema muy especial al que titularía ‘Murder By Numbers‘. La canción la crearía junto al guitarrista del tridente Andy Summers y su temática será de lo más polémica. Aunque el fin es ironizar sobre los actos reprochables realizados por los políticos, el dueto parece querer originalmente meterse en la cabeza de un asesino en serie. Tanto es así que años después, ya en plenos 90, el filme Copycat recuperaría parte de la letra de dicha tonada para utilizarla como pista en su trama.
Tres años después, con el combo ya disuelto —aunque se producen acercamientos en ese periodo de tiempo mientras cada uno arranca como solista—, se comercializa Every Breath You Take: The Singles, un arreglado grandes éxitos con alguna que otra particularidad. Llegando a ser cinco veces disco de platino en territorio yanqui y cuatro en el Reino Unido, la actualización del tema de Zenyattà Mondatta titulado ‘Don’t Stand So Close To Me‘, modernizado con un ‘‘86‘ al final de las palabras que lo nombran, terminó cual certero dardo en la diana. Su venta también como sencillo en vinilo fue delicado manjar para los coleccionistas más avispados.
Todas estas historias, y miles más, se hacen realidad cuando rebuscas en las cubetas de las ferias de discos, cuando en la punta de los dedos se acumula una y otra vez el polvo de los cantos plastificados de tanta edición fantásticamente marciana. Horas que se te pasarán volando mientras buceas en un universo que jamás terminará de expandirse, no mientras existan músicos creadoras y quedemos melómanos dispuestos a seguir invirtiendo nuestros euros en esta deliciosa droga.
Sergio Guillén
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