Una experiencia 2.0 en el mundo real, invitaciones hasta cubrir el aforo de la Joy Eslava para recibir como regalo un concierto de Placebo envuelto en colorines, catering y barra libre. Todo un derroche para que la marca automovilística Mercedes Benz cree una experiencia de marca a futuro.

A destacar que la velada no fue un concierto propiamente dicho, sino un evento con dos horas previas para degustar pinchos, paella, mini hamburguesas y otras delicias entre vasos de cerveza, cava y refrescos, con el logo de nuestro mecenas -por supuesto- y todo ello recibido con alegría por todo el personal, faltaría más. Ningún detalle al azar, amplia seguridad, camareras con mucho de modelo y poca experiencia sirviendo copas, y mucha gente (supuestamente) VIP que bien podrían haberse equivocado de boda.

Tras unos minutos (excesivos y repetitivos) de publicidad en pantalla aparecen los ingleses para recordarnos que ellos son el plato principal de la noche. Locura generalizada con la inicial ‘Kitty Litter’, el “senisero” de ‘Ashtray Heart‘ y ‘For What It’s Worth‘. Sonaron realmente fuertes, centrados y compactos, por encima de las expectativas. Los numerosos cambios de guitarra del señor Molko son simple y puro circo, pero mola, esta gente tiene muchas tablas y saben lo que hacen.

Unas críticas del cantante para los que prefieren grabar el concierto con el móvil antes que verlo y arranca el desfase histérico con ‘Every You Every Me‘ y ‘Post Blue‘. A destacar tanto el equipo de luces como, nuevamente, la calidad del sonido. Gran producción, sí señor.

En definitiva, una experiencia muy positiva que esperemos que se repita en el futuro, y es que la música y la marca alemana siempre han estado unidos, Oh lord won’t you buy me a Mercedes Benz. Palabra de Janis.