Meritxell Naranjo no obliga, al igual que tampoco pretende dar lecciones o inyectarnos dogmas sociales por los que reconducirnos por la vida. Cero propone una excursión por la crítica de esta cantautora, por esos comentarios del día a día que ayudan a comprenderse mejor. Bálsamo rítmico para aquellos moradores de carreteras o avenidas, de casas o habitaciones —”caminitos” todos—, que no dan por sentada la realidad hasta pegarle un buen repaso a la conciencia.

Alex Soler produce y ejerce de director musical en esta poción para dos, en esta invitación en la que estar a solas con Meritxell, sentirla cercana, bajo la piel, y dejarnos mecer por las palabras de esas narraciones de vida que, tal vez, lleguen a ser las tuyas, a la postre logrando identificarlas. Musicalmente tiene este Cero algo de la ruptura que ha significado en la carrera de Bebe el álbum Y., aunque Meritxell Naranjo… Y Otra Gente Extraña ponen el acento en los instrumentos más que en las programaciones; todo trufado por unas letras que pueden salir tanto cantadas como actuadas cual charla cara a cara.

Una artista cuya propuesta es fácil de digerir en una primera escucha, momento en el que empieza uno a adentrarse en sus textos y halla otro presente. ‘Mi Vida Es Mía‘, ‘Caminito‘, ‘Pequeño Salto‘ —emocionante su mensaje— o ‘Dormido‘ son instantáneas, retratos a pocos centímetros de la faz, del subconsciente más crudo y que necesita de sinceridad para seguir rigiendo.

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Sergio Guillén