«No le hacemos ascos a ningún estilo», dicen los Mordigans en la letra de ‘Viciosillocorrosivocore‘; no son los primeros que prometen algo parecido. Igualmente el título del citado corte de apertura busca la catalogación de su estilo; tampoco serán los iniciales inventores de extrañas pegatinas para definir corrientes particulares. Entonces, ¿por qué destaca esta panda de músicos? Por ser uno de los pocos que cumplen lo prometido a raja tabla, además de saber definir con ojo crítico e hilarante no sólo su movimiento artístico, también su personal universo de “Personajes Variopintos”. Lo que ellos llamarían su “Línea De Productos”.

Y es que cuando se busca arrancar sonrisas por medio de un texto acompañándolo con música de calidad, los hay que se creen graciosos sin serlo y luego gente como El Sobrino Del Diablo, que dan en la diana y por el mismo precio en uno de sus CDs te llevas humor y canciones que merecen la pena. Mordigans están en este segundo grupo, en el de aquellos creadores que saben moldear la masa de su ingenio para materializarlo en algo especial, en una propuesta poco oída que ya en un primer destape pueda alcanzar al oyente inquieto y capturarle para el resto de minutos que dure El Sabor De Una Taza De Té.

Así hablan de un despiadado robamoquetas, de un extraño iluminado por la aparición de un fantasmal Elvis o del mismísimo Cálico Electrónico, ese superhéroe parido por Nikodemo Animation para los reinos de Internet. Pueden acercarse del rock al hard y terminar en el hardcore, pero también saben caminar por el ska para finiquitarlo en los últimos compases de ‘La Chica Ye-Yé‘ de Conchita Velasco (‘Turista Francés‘). Y entre tanto homenajean a Los Fabulosos Cadillas ejecutando un encomiable ‘Matador‘. No hay pegas en el horizonte y sí muchas posibilidades para unos Mordigans que han ejemplificado un progreso intachable por medio de este definitivo estirón que deja en el retrovisor a aquel Satyrus Actaea.

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Sergio Guillén