Este sábado tuvimos a Morgan en Madrid. Dejando atrás su estelar concierto en El Teatro Circo Price junto a la Golden Family, este grupo cada vez escala montañas más altas, llenando el WiZink Center. Junto a un séquito de fans incondicionales ante su música, la banda ya ha producido su tercer disco: The River and the Stone, el cual hizo sonar aquella noche. Emoción, agradecimientos y Pink Floyd fueron los elementos indispensables de aquella velada.
Nos sorprendieron con una formación más que numerosa, grada de tres alturas en el escenario. Al grupo habitual les acompañó un cuarteto de cuerdas y un quinteto de vientos, junto a las célebres Golden Girls . Abrieron la función con Hopeless Prayer, seguido de Alone y River, pertenecientes a su último álbum. En la segunda, nos dejaron ver ligeros matices de Pink Floyd, los cuales brotaron más adelante en un cover. Destacamos la similitud de Ekain Elorza (batería) con Nick Mason en Echoes.
Después de unos cariñosos agradecimientos de Nina hacia su fiel público, nos pidió que la siguiéramos al ritmo de Prayin’. Con este tema iniciaron la etapa más intimista y sentimental del concierto. Sonaron Un recuerdo y su rey y la mítica y lacrimógena Sargento de Hierro, respaldada por Quique González. Guitarra acústica y voz por parte de él, canto y teclado de la mano de Nina, un dúo que estremeció a todo oyente. La cantante nos confesó que su letra nació por parte de ellos dos, y el interpretarla juntos era el homenaje perfecto a aquella situación.
Con este emotivo momento, llegó Pink Floyd para llenar el WiZink con su música. Morgan nos mostró sus influencias con el cover Coming back to life. Un Paco López, con el rol de David Gilmour, fue protagonista con su guitarra junto a la voz de una integrante de las Golden Girls. Sin concluir la canción, introdujeron Home de una forma impecable. Participó Alejandro Ovejero, ex-miembro del grupo, al bajo. Nos deleitaron con la misma ternura y visceralidad que nos dejaron en el Price, también con la Golden Family como compañeros de escenario. Una balada donde Nina era honesta, vulnerable frente a todo su público con su voz más cristalina, junto a los coros de las Golden y vientos. Sin lugar a dudas, el colofón que la fiesta pedía en esta parte más intimista.
Llegó el contraste en la última parte de la función, con una etapa más jovial. Y es que Morgan se siente cómodo en la diversidad, llevando al espectador desde un pop-folk sensible y delicado, hasta un R&B rompedor. Nos regalaron verdaderos hits como Flying peacefully, Thank you o Another road (Gettin’ ready). Bailes del público siguiendo la guitarra funky de Paco. Teclado excepcional al estilo de Wonder por parte de David Schultlhess. Destacó el dúo de call and response por parte de los saxofonistas de la sección de vientos, que oscilaron entre el acid jazz británico hasta el afroamericano funk de Maceo Parker. Sentenciaron el concierto con Marry, sin antes dar un fuerte agradecimiento a sus fans y al equipo de luces y técnico, los cuales realizaron un trabajo ejemplar.
Morgan se proclama, ante el panorama nacional, como un grupo con sólidas bases, una buena formación musical y, sobre todo, una honestidad infinita. Cada puesta en escena supera a la anterior, pero siempre con un mismo fin: tocar para el público. Y es esa fusión entre el fan y la vulnerabilidad de Morgan, que tanto representa Nina, lo que cautiva y hace de ellos un culto de feligreses espectadores. Este grupo nos enseña que el ingrediente esencial para una verdadera conexión se halla en la sensibilidad y en la emoción que tanto demuestran.