Un año da para muchos conciertos, y a modo de resumen para nuestro yo del futuro dejamos aquí este compilado:
Se comieron con patatas al resto de bandas que pasaron por Valdebebas, el rock en directo ha renacido con ellos. Hemos perdido la cuenta de las bandas actuales que hacen rock clásico, hay bastantes aceptables, alguna notable, pero estos hermanos cambian el baremo, ahora es de 0 a Led Zeppelin, y en directo tienen un 9.
Formación americana de country soul muy cinematográfica, cada canción es un pequeño corto de fotografía crepuscular y trama dramática con final lúgubre. La cantante Amy Boone hechiza con una voz que,una vez que escuchas, no puedes olvidar.
Salimos de la presentación de su nuevo disco con los ojos como platos. Una auténtica performance del cantante Alexis Marshall que revivió sobre un escenario sus más tortuosos pensamientos con un fondo de maravillosa pesadilla: pasajes oscuros, ambientaciones industriales y amplios desarrollos.
35 años atrás de un plumazo: vuelta a la estética spectrum, al VHS de serie B con sangre y vísceras en la portada y al sonido machacón de una época añorada, quizás, por las razones equivocadas. Sus vídeos en directo son adictivos y es imposible no cantar Beware The Beast o Maniac a grito pelado.
Banda inapelable y rockera, el señor brillibrilli lo bordó en su última visita a Madrid. Tras algunas incursiones irregulares, el inglés volvió a ser el icono de gafas raras que rockea más con el piano que muchos con la guitarra. Y así le recordaremos para siempre jamás.
Clásico ejemplo de “hay que verla en directo”, sus discos no están mal pero en concierto ella y su banda (con sus dos progenitores al bajo y los teclados) nos dejó los momentos de baile funk e intensidad soul más ardorosos de todo 2019.
En julio dio la sorpresa y en diciembre ya es una realidad en el star system actual de divas. Carisma infinito, voz sin límites, discurso convincente y canciones que pican un poco de todo: blues, rap, soul, trap.
El jazz del siglo XXI suena a una gran mezcla del del XX: teclas funkies, espiritualidad setentera, éxtasis rítmicos y desarrollos avasalladores, pero hoy esta música está mucho más pegada a la realidad social y Kamasi ha conseguido conectar con millones de personas que no sabían que les gustaba el jazz.
El cantante de pelo a cepillo que conocimos en la banda de Gordon Webster vino con su propia formación y nos volvió a asombrar con su estilo, alejado del típico crooner de jazz, muy cerca del rhythm & blues y sin perder nunca el swing.
Ya nos ganó con su teloneo a Mon Laferte y su Llorona a trío con Mon y Leonor Waitling. En solitario y en sala pequeña (con la intervención de Muerdo) volvió a hacer su magia y nos metió en un mundo donde las canciones son pruebas de vida.
Otros grandes conciertos fueron los de Robert Plant and The Sensational Space Shifters, MØ, Johnny Marr, Interrupters, Brutus, Death Grips, The Armed, The Cult, Bad Religion, The Hives, Detroit Cobras, Tash Sultana, The Wildhearts (sonido pésimo, némesis melómana madrileña, la enésima pena), Rose Tattoo o Ennio Morricone.
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