Hubo energía pero no buen sonido, La Riviera no es precisamente una sala acondicionada pero es la única de un aforo de dos mil y pico personas. Hubo diversión pero podría haber habido estallido. Nada Surf presentaban en Madrid su sexto disco “The Stars are indifferent to astronomy” (2011) publicado en el sello español Ernie Records, y comenzaron su fecha madrileña con la energía de “Clear eye clouded mind” y “Waiting for something”, los dos primeros cortes de su último disco. Un sexto disco menos brillante que “Lucky”, pero con canciones enérgicas como “Looking Trough”, “Teenage dreams” o la luminosa “Jules and Jim” aderezada por un xilofón, supieron ofrecer color a su directo.
El trío (Matthew Cawes, guitarra y voz; Daniel Lorca, bajo y coros; Ira Elliot, batería y coros) ha aumentado a quinteto con la incorporación del teclista (y trompeta, brillante su solo en “80 windows”), de Calexico, Martin Wenk y de Doug Gillard de Guided By Voices, a la guitarra. Daniel Cawes siempre hace sus esfuerzos por hablar en español, lo cuál no deja de ser un mérito y su voz la verdad es que es brillante, nítida, vistosa y transmite. La banda con su nuevo formato ha ganado en presencia escénica y en riqueza de sonidos. Pero su repertorio fue irregular, aunque hay canciones redondas como la radiante y acelerada “Hi-speed soul”, tiempos más medios bien logrados como “Happy kid”, “Weightless”, “What is your secret” o la maravilla de “See these bones”, o joyas como “Blonde on blonde” y “80 windows”. El guiño español a la escena indie de aquí fue su versión del “Evolution” de Mercromina de su disco de versiones ‘If I had a Hi-fi’ (2010). En Nada Surf hay algo de épica y de brío que brilla, pero falta algo, como si no tuviesen la pócima mágica. Como si faltase un elemento para que todo cuadrara. Hubo dos bises finales, el último fue de traca con “Popular”, su primer hit, un tema clásico, y “Blankest year” el grupo coreando “Oh, fucked!”.
Fue un concierto que yo viví intensamente, que el público vibró, bailó y sudó. Porque su power pop tiene chicha, muchas de las canciones de los neoyorquinos tienen garra, pero sonó francamente mal, escorado a la izquierda del escenario. Por eso, me quedo con el bolo que ofrecieron el año pasado en Barcelona, ya en quinteto, dentro del Jack Daniel’s Music Day de Montjuic o en 2008 presentando ‘Lucky’ en la sala Arena de Madrid. En 2012, estuvieron a medio gas, pero siempre con gas y burbujas.
Texto: Andrés Castaño
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