Por eso el cambio de idioma y la vuelta a su lengua vernácula supone una novedad que enriquece el poder del mensaje, la dicción y el resultado final. ‘El último primate’ (Dro, 2010) es un paso adelante. Y su concierto de presentación de su cuarto disco en solitario, dentro del festival Ellas Crean, fue buena prueba de ello. Así como la presentación en sociedad de una banda solvente y potente, con Ángel Luis Samos (teclados y programaciones), Vicente Huma (guitarra), Javi Pedreira (guitarra), Jacob Reguillón (bajo) y Carlos Gamón a la batería, que sabe mimar la contención de las canciones, resaltando los rincones, la suave brisa y la atmósfera introspectiva de estas nuevas canciones. Es cierto que Najwa no tiene una voz prodigiosa pero aquí saca partido del susurro y de lo mejor de su voz para dar fuerza e intimidad, para ofrecernos su mejor perfil. “Fácil de romper”, con texturas de guitarras y letras más poéticas. “Como un animal” donde se abren sendas folkies para adentrarse en guitarras cristalinas. “Me tiene que doler” cava en la oscuridad, que rememora a los Cure o incluso a Mark Lanegan. “Mi ritual” Se acerca hacia los límites del post-rock y hacia un lado emo. O el momento épico de “El último primate”, donde la voz se quiere quebrar. Su referente aquí se acerca a PJ Harvey. Promete este disco reciente, con once canciones que rebuscan por dentro. A pesar de que hay quien diga que su voz recuerda a Bebé y de mirar al pasado revisitando a Portishead con una versión en castellano de “Sour times”, sí, esa canción del “nobody loves me”. Najwa quiere mirar al presente y surcar nuevas aguas.
Lejos queda ese disco antológico junto a Carlos Jean, en Najwajean ‘No blood’ (Subterfuge, 1998), que indagó en la versión española de trip-hop. Aquí vuelve Raúl Santos a estar ayudando, y la producción se realizó en Londres a las órdenes de Peter Walsh. Cerró la actuación una excelente versión de “Is this a crime?” del último disco que compartieron Najwajean, ‘Till it breaks’ (EMI, 2008). Una delicia de punto y final. Pero en la memoria nos quedó el regusto final intenso de un concierto que aporta novedades en la carrera artística de la actriz: ver como Najwa nos susurra, se adentra en lo más visceral de nuestra naturaleza. Un concierto con mirada interna e inquietante incertidumbre del devenir personal. Y un redescubrimiento.
Texto: Andrés Castaño
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