Una audiencia entregada recibió a Nina Nastasia en su primera visita a Madrid. A tenor por la cantidad de aplausos fue un lunes triunfal para la estadounidense, encantada por el fervor y los elogios de la audiencia madrileña. El público salió encantado a pesar de que el concierto fue de menos a más, y que Nina Nastasia vino acompañada únicamente por un violinista.
Su música no es para un templo del rock de guitarras (desde el garage al punk-rock), el Wurlitzer. El lugar menos idóneo para un concierto intimista en formato dúo que precisa de un ambiente acogedor, donde hasta los silencios brillen. Apetecía un lugar recogido para disfrutar del universo de Nastasia. Pero es que hay argumentos musicales de calibre en la carrera de la estadounidense. Por si fuera poco ‘Outlaster’ (Fat Cat Records, 2010) es un discazo, su segundo disco en el personal sello británico. Atrás queda su etapa en Touch & Go (donde publicó dos discos). Áspera pero sin tener ese punto tan atmosférico, apesadumbrado y lunático de Lisa Germano. Tiene algo de extravagante, de desconectada del mundo. Pero canciones como “Cry, cry, baby” o “In the evening” son mágicas. Auténticos himnos de un folk auténtico, puro.
Por momentos recoge la fiereza de PJ Harvey, pero en directo, se queda más cerca de una Joni Mitchell, o incluso por alguien más contemporánea como Chan Marshall de Cat Power. Su estilo parece estar más influenciado por el corte dramático y por un cierto deje ‘hippie’, ‘nerd’ e incluso una leve estética gótica.
Empezó un repertorio con un tema a capella, con el violín endiablado en una especie de leve solo de free jazz. Pero sorprendió con los temas de sus dos últimos discos, especial mención para ‘Follow me’ (2008) disco firmado junto a Jim White, que contienen emoción a granel, un lindo diálogo personal, junto a un notable poderío vocal y un destacado brío vital. Muchos esperábamos un concierto con banda y nos quedamos un poco decepcionados por la falta de percusión o la presencia de otra acústica para realzar el brillante sonido de sus discos de estudio. Un concierto con exceso de momentos lánguidos y demasiados devaneos vocales y barrocos, pero con otros momentos francamente brillantes y mágicos. Nastasia tiene don y ese talento esperamos que pueda lucirse con mayor presencia en su próxima visita.
Texto: Andrés Castaño
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