— Faltaba por ver una cosa, si el viaje emprendido en Arthur & The Writers (10) era un paréntesis o como parece ahora es algo más serio, ¿es definitivo el viraje sonoro?
— Supongo que sí, que el cambio de sonido es definitivo, o al menos irreversible. En todos nuestros discos ha habido un cambio en el sonido, una evolución siempre hacia adelante. Creo que el camino completo de esa evolución ha sido orgánica y natural, y por eso siempre sonamos a nosotros mismos. Una cosa que nos pasa siempre que acabamos un disco es que al llegar a casa lo ponemos y pensamos “maldita sea, esto suena a Niño y Pistola!”… cuando lo que queríamos es que sonara “diferente”.
— ¿Os visteis cómodos en ese desplazamiento a la América rural?
— Hemos hecho un disco de fans, de melómanos y para melómanos, un disco lleno de guiños y de puertas secretas. Nos encanta la música y todas esas historias o leyendas del rock, y con este disco queríamos dar nuestra propia visión de todo eso, utilizar toda la imaginería existente y formar parte de ella. En este disco simplemente suena la música que nos gusta reescrita por nosotros mismos, nada más y nada menos.
— El sonido creo que por otra parte, profundiza en esa búsqueda de raíces alejándoos de las referencias más The Byrds que mostrasteis en Catch The Sun… Fifty Dollars In My Hands oscurece vuestra música. Por otra parte, By the Grace of God mantiene la parte más psicodélica. ¿qué os aporta ese contraste con el folk tan marcado de And Then the Rain Started
— Este disco es más denso que el anterior ya desde el punto de partida. As Arthur & the Writers era un disco de canciones y estaba concebido así. There’s a Man with a Gun Over There es un disco pensado como dos “suites”, dos piezas integradas de movimientos diferentes que en realidad son indivisibles. Cada canción parte de la anterior y da pie a la siguiente. Esto hace que las canciones tengan más desarrollo y por tanto que sean más densas. Hay que entrar en ellas para entender su naturaleza, mucho más que en el disco anterior. By the Grace of God es el climax de la primera parte del disco, y And Then the Rain Started es la calma que viene después de ese climax, una calma que llega por contraste y que sirve para asimilar lo que ha pasado. Ese contraste es lo que buscábamos en ese preciso momento.
— Es innegable que hay muchas bandas en nuestro país que beben de las mismas referencias que vosotros en la actualidad. ¿Cómo buscáis un hecho diferenciador y autóctono en el sonido Niño y Pistola?
— No buscamos un hecho diferenciador. Tocamos con una formación estándar de batería, bajo, acústica, eléctrica y teclado y al hacer música nos inspiramos en los clásicos del rock. No buscamos diferenciarnos de otras bandas, simplemente perseguimos la coherencia con nosotros mismos. Ésta es la música que escuchamos. Somos nosotros mismos, y sonamos a nosotros mismos de manera natural, de hecho lo que más nos cuesta es exactamente “no sonar a Niño y Pistola”.
— Narrais la historia de Tom (1958), un trabajador que mató a su jefe, ¿es real? qué envidia podría decir alguno ahora, ¿verdad?
— El disco entero cuenta una historia sobre una crisis y una revolución personal. Lo que buscábamos con esto es hacer una parábola con la situación actual y plantear el inicio de una revolución, un desafío al sistema. Todas las revoluciones son individuales en realidad. En nuestro disco planteamos que esto es posible y de alguna manera necesario. Esa es nuestra forma de protestar, o de aportar nuestra opinión respecto a la situación en la que estamos inmersos en nuestros días.
— Vuestros compañeros de sello Niños Mutantes dieron un paso al frente al hacer un “agit-pop” sin complejos… vosotros también plasmáis la crudeza del sistema actual, ¿el pop se mueve?
— Supongo que es algo natural. Hace un par de años nadie hacía nada así, pero ahora mismo muchos grupos están haciendo canciones protesta. Creo que es un síntoma claro de lo que está pasando, y creo que todo esto en un claro barómetro en el que los políticos y mandatarios pueden ver que la están cagando a cada paso que dan, que lo están haciendo fatal y que la gente no está de acuerdo.
— ¿Por dónde pensáis que debe responder o tirar la sociedad?
— Para mí el siguiente paso es una revolución, no sé a qué escala, ni a qué nivel, pero es necesario que pase algo gordo, y que el pueblo obligue a la clase política a renovarse. Creo que la gente ya lo está pidiendo a gritos, pero los políticos están ciegos de poder y no quieren verlo. Creen que tienen la solución y sin embargo lo único que nos aportan es corrupción, cara dura, y vergüenza ajena. Lo único que están haciendo es enseñarlos cómo burlar las leyes y cómo adaptarlas para lo que les conviene (y estoy hablando de todos los bandos).
— ¿Qué veremos en vuestra concierto en Madrid el próximo 25 de abril en Siroco?
— Un concierto de rock de cinco melómanos que adoran a Neil Young, The Band, Fairport Convention, Jefferson Airplane, … con unos cuantos punteos, y con un buen Hammond.
— ¿Y después? ¿A dónde os llevan vuestros pasos?
— Time Will Tell… (pero la versión de los Black Crowes del Southern Harmony an Musical Companion)
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