El respeto es fundamental para el buen funcionamiento de las relaciones humanas. En la música también. El respeto que el público tiene que guardarle a un grupo que se sube a un escenario a demostrar su talento interpretativo ha de serle devuelto por el propio grupo. Una simbiosis de respeto mutuo. Es por eso por lo que el concierto que ofreció Sirenia el pasado día 19 de septiembre en la sala Caracol, una sala con un sonido espectacular y que para el evento cubrió la mitad de su aforo, me llamó bastante la atención. Lean y sabrán porqué.
A las nueve de la noche, puntuales como la muerte, arrancaban los albaceteños Niobeth una actuación en la que cumplieron a la perfección con su cometido de banda telonera. Un concierto en el que descargaron los temas de su disco debut “The Shining Harmony Of Universe“, un álbum cuya acogida ha sido espectacular tanto por parte de la prensa como del público. Allí se dieron cita temas como “Tell Me Lord“, “Secrets“, tema que habla acerca de “los misterios oscuros que todos llevamos dentro“, o la preciosa versión del aria de Mozart, “La Flauta Mágica“, que Itea Benedicto, vocalista del grupo y después de cambiar de vestuario, cantó con elegancia y perfección. El momento más entrañable fue cuando el grupo interpretó el tema “Kowasani Furuete“, cantado íntegramente en japonés, pequeño gran homenaje a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki. En esta canción fuimos testigos del dominio instrumental por parte de Santi Tejedor, teclista, violinista y en este tema “gaitero”. “The Awakening“, donde Itea se encargó del teclado y Santi del violín y “The Whisper Of Rain” completaron, tras poco más de cuarenta y cinco minutos, una muy buena actuación que dejó en los asistentes una inmejorable impresión. Liderados por la belleza física y vocal de Itea Benedicto, Niobeth es un grupo cuya característica principal es la buena conjunción entre sus componentes, – Jesús Díez toca la guitarra como los ángeles – además de converger en sus composiciones riffs y baterías poderosas – Alberto Trigueros cumple su función con profesionalidad y maestría -, melodías, orquestación y voces líricas. Y todo influenciado por el thrash metal, la música clásica e incluso el folk.
Lo dicho. Sirenia, que venían de cabeza de cartel, me llamaron bastante la atención. Primero porque tocaron sin bajista — ni rastro de Kristian Olav Torp, contratado exclusivamente para sus shows en directo – y sin teclista, ambos “metidos” dentro de un sampler que restó fuerza escénica al grupo. Segundo por el atractivo físico de su cantante, española de nacimiento, de nombre Pilar Jiménez García y que se hace llamar Ailyn, perfecta sustituta de Monika Pedersen. Una cantante más relacionada con el pop que con la música gótica – Ailyn participó en 2007 en la edición española del programa caza talentos Factor X -, que sin llegar a las delicias vocales de Itea, cantante de Niobeth, sí que demostró buenas maneras animando y animándose con el público.
A las diez y cuarto Sirenia empieza a descargar material de sus discos editados hasta la fecha. Descargan los temas “Sundown“, y “Absent Without Leave“, ambos de su álbum “Nine Destinies And A Downfall“, 2007, en los que se complementan a la perfección la voz gutural de Morten Veland con los registros dulces de Ailyn. La formación se completa con un electrizante y completísimo Michael S. Krumins a la guitarra y un poderoso Jonathan Pérez a la batería. El metal gótico con influencias clásicas de Sirenia siguió animando a los asistentes con canciones como “The Seventh Summer“, la preciosa y no menos comercial “Lost In Life“, ambas de su último disco, “The 13th Floor“, 2009, o “One By One“, aderezadas por parte del guitarrista y de la vocalista con el habitual concéntrico movimiento de cabeza. Completaron una entretenida actuación los temas “Downfall“, “Meridian“, “Sister Nightfall“, ambas de su disco “At Sixes And Sevens“, 2001, y “My Minds Eye“, antes de entrar en dos ocasiones a los camerinos para volver, pasados dos minutos, a descargar “The Other Side” y “The Lucid Door“.
A las doce menos cuarto, y después de hora y media encima del escenario, Sirenia dió por finalizada su actuación. La única pero importante mancha al inmaculado concierto de los noruegos fue la ya comentada utilización del sampler para sustituir a bajista y teclista. Si en sus actuaciones futuras cambian de filosofía musical seguro ganarán adeptos e incondicionales. Y es que para el público la esencia de las actuaciones en directo es poder ver a tus ídolos tocando sus canciones en directo, sin trampa ni cartón, lejos de la parafernalia e impersonalidad que ofrecen las máquinas, artefactos que logran que los grupos ganen en orquestación a costa de perder personalidad y sentimiento.
Ailyn, quién fuera los poros de tu piel; quién fuera las cuerdas vocales de tu voz.
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