Después de diez años y cuatro álbumes trabajando en una misma línea, Norah Jones ha decidido ahora darle una vuelta de tuerca a su música y para ello se ha buscado a uno de esos productores que parece que nunca falla: Danger Mouse, el tipo que ha dado forma a discos de gente como Gnarls Barkley, The Black Keys o Gorillaz, entre otros. Si la decisión ha sido acertada o no ya lo veremos con el tiempo, pero de momento es de agradecer no encontrarse de nuevo con otro disco igual. Porque la señorita Jones, que ha mantenido el nivel en estos años, también abrió la puerta para que llegaran masivamente al público Diana Krall, Melody Gardot y tantas otras, lo que ha provocado cierto hastío de este sonido pop-jazz suave.

Little Broken Hearts no engaña con el título, porque este disco nos trae precisamente eso: historias de corazones rotos en los que encontramos dudas, angustia y cierta recreación en esos momentos de desazón y tristeza. Eso sí, la óptica desde la que nos cuenta esas historias es luminosa y con un cierto optimismo que llega a ser casi reconfortante. Y todo eso es lo que encontramos en el comienzo con Good Morning y Say Goodbye, donde también comprobamos que Norah Jones amplía su registro vocal para adaptarse a un tono mucho más pop que antes.

Por momentos uno tiene la sensación que Jones pugna continuamente por hacerse un hueco entre la creatividad de Danger Mouse, que ha coescrito gran parte del disco, y darle a canciones como Happy Pills, After The Fall o Take It Back su propio sello. No siempre lo consigue, pero al menos nos brinda un digno intento por hacer las cosas de una forma diferente y salir de la confortable situación que tenía. Aún así, tenemos también algo de temas como Feelin’ The Same Way o Those Sweet Words en la estupenda Out On The Road o en Travellin’ On.

Mientras que The Fall, a pesar de ser un gran disco, jugaba sobre seguro amparándose en un sonido ya establecido, este nuevo álbum se arriesga a perder muchos oídos complacientes. Lo que sí puede ganar es una nueva hornada de aficionados más afines a sonidos indies y poperos, siempre y cuando reciban este trabajo con los brazos abiertos y libres de prejuicios. Porque desde luego, para escuchar los frugales intentos de originalidad de tantos que andan por ahí sueltos, es mucho mejor dejarse llevar, aunque sólo sean un par de semanas, por esta pequeña apuesta de Norah Jones.

Texto: Juan Manuel Vilches