Cuando hablamos de fusión en la música habitualmente nos referimos a la mezcla, combinación y unión de diversos estilos o pautas de distintos géneros. Prácticamente en cualquier texto dedicado al análisis de obras musicales, exceptuando un entorno académico, encontramos muy habitualmente términos como “fusión“, “mezcla“, “mestizaje” y otros similares que se usan, a veces de forma indiscriminada y en ocasiones de erróneamente, para definir sonidos que unen distintos elementos.
Todo creador fundamenta su arte en la producción de otros artistas y en base a esta idea desde hace un tiempo hay muchas voces que dicen que esas creaciones ya no pueden entenderse de forma individual, sino como una acumulación de conocimiento en las que no tienen cabida los procesos totalmente originales y genuinos. Pero, aunque podemos ponernos de acuerdo en que la música es siempre fruto del trasvase e incorporación de múltiples elementos, va a ser más complicado afirmar taxativamente que no existen casos en los que podamos encontrar algo absolutamente nuevo.
No siempre la transferencia e incorporación de ciertos elementos van a provocar un cambio estilístico notable y muchas veces nos encontramos con una simple adición de elementos dispares. Incluso a veces estas transferencias pueden venir por parte de un sólo artista y no se genera un nuevo movimiento o estilo basado en esa incorporación. Pero también podríamos diferenciar entre fusiones fallidas y exitosas, en las que encontramos sobre todo una gran diferencia y es que las últimas nacen siempre de forma espontánea.
Podemos buscar en las síncopas del jazz influencias o reminiscencias de las percusiones africanas, pero realmente ese elemento ya ha adquirido un nuevo significado en el contexto de jazz. Es decir, podemos acotar un préstamo o influencia musical, pero ¿hasta qué punto?, ¿en qué momento se ha dado ya un proceso creativo suficiente para dar forma a algo nuevo? Si tomamos el conocido caso de Miles Davis ¿cómo podemos hablar de fusión al referirnos al disco Bitches Brew si podemos encontrar parte de sus orígenes en In A Silent Way o incluso en Nefertiti? Quizá toda aquella revolución que Davis planteó a finales de los 60 y comienzos de los 70 tuviera lugar en la espectacular exploración de tonalidades mayores y menores que llevó a cabo en A Kind Of Blue, pero al mismo tiempo aquel también era fruto del trabajo que llevó a cabo en Miles Ahead o Birth Of A Cool. De esta forma nos encontramos en un escenario en el que parece casi imposible definir el momento exacto en el que se produce esa mezcla de elementos, porque cuando los encontramos ya se han convertido en algo totalmente nuevo.
La cuestión es que si pudiéramos conocer con precisión todas las herencias que producen un nuevo elemento o género musical tampoco sería posible aventurarnos en un análisis exhaustivo, porque el origen de todo ello se encuentra en la misma creatividad humana que, por su propia naturaleza, es inabarcable. Y lo cierto es el que el concepto de fusión nació como muchas otras etiquetas musicales y con el objetivo de acotar formas, géneros o músicos de cara a su explotación comercial, algo que entendió bien Miles Davis cuando puso un poco de cordura con su composición Call It Anything. Porque si quieres llamarlo de alguna forma llámalo cualquier cosa.
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Texto: Juan Manuel Vilches