La radio es tal vez el medio con mayor carisma entre los profesionales de la comunicación. La tantas veces invocada magia de la radio, ese gran poder de seducción que atrapa tanto al oyente como a quien la hace, es quizá su mayor baza frente a la prensa, la televisión y los medios digitales. Pero en lo tocante a la música en nuestro país, reconozcámoslo, la oferta deja bastante que desear.
En líneas generales, la radio musical española está desfasada y desconectada de la calle. Coexisten hoy en día infinidad de géneros y surgen demasiadas nuevas bandas cada mes como para que un medio que nace de la cercanía y la proximidad se enfoque siempre en lo mismo, sin buscar y escudriñar la novedad y mostrándonos sólo una ínfima parte del océano. Una ceguera hacia aquello que no es de consumo masivo, porque la radio musical española desde hace años no busca una mayoría sino adoctrinar a la masa.
Y es que hay demasiados intereses cruzados entre discográficas, promotoras, televisiones y revistas como para que las radios musicales queden al margen. La oferta está descaradamente orientada a la creación de efímeros éxitos e, incluso, varía dependiendo del músico que esté de gira en ese momento para fomentar la venta de entradas. Con este panorama la estampida de los oyentes hacia las radios de internet ha sido enorme en los últimos años, aunque no se hable tanto de eso como de la caída en la venta de discos. Y ha ocurrido porque, como en otras cuestiones, la ineptitud, la ignorancia o, simple y llanamente, la poca visión de muchos directivos ha conseguido acabar con las radios musicales en este país. A nadie le interesa escuchar una y otra vez las mismas canciones, los mismos productos.
El único bastión que aún resiste es la radio en el coche. Así es, es en el coche cuando aún mucha gente sigue sintonizando emisoras de radio musicales, probablemente después de haber escuchado las nefastas noticias sobre corrupción del día. Pero, ¿hasta cuándo? Ya existen plataformas como Pandora, que permite crear listas de reproducción basa en los gustos de cada oyente, y algunos fabricantes están empezando a incorporar servicios de internet en sus vehículos. Eso, sin mencionar que conectar el iPod al coche o tener un reproductor de cd’s mp3 es bastante habitual. ¿Y cuál ha sido la respuesta de las radios? Sacar su propia aplicación para ¡escuchar lo mismo online! Debe ser más complicado de lo que parece darse cuenta que el problema no tecnológico, sino de programación. La gente no escucha lo que quiere y recurre a la tecnología, pero no usa la tecnología para tener lo mismo que en la radio.
Lo que parece que nadie se está preguntando es ¿durante cuánto tiempo más van a aguantar los oyentes una programación lamentable? ¿Cuánto queda hasta que los anunciantes se den cuenta de la bajada de oyentes? Porque el caso es que la radio musical en España hace tiempo que dio la espalda a los oyentes. No les quiere, no les interesa y no están dispuestos a escuchar su opinión. La buena noticia es que mientras leéis esto podéis sintonizar en unos pocos clics emisoras como BBC Radio 2, WFMU, Whisperings, Ancient FM, Rock-it Radio o Kuvo, entre muchísimas otras.
Texto: Juan Manuel Vilches