En estas fechas en las que muchos festivales españoles empiezan a dar a conocer los carteles para sus próximas ediciones podemos encontrar un buen momento para reflexionar un poco en torno a la situación de estos eventos en nuestro país. Un negocio enorme que forma parte de una de las industrias más potentes del mundo, la del entretenimiento, y que bajo el paraguas de los sentimientos que la música provoca se permite en demasiadas ocasiones tener unas prácticas cuanto menos poco éticas.
Una parte importante de los festivales de música cuentan con ayudas públicas, o al menos han contado con ellas hasta hace bien poco. La casuística es muy variada: encontramos festivales que han recibido desde unos pocos miles de euros hasta varios miles e, incluso, más de un millón. Y bien, creo que muchos estaremos de acuerdo en que la cultura debe contar con el apoyo público, pero en mi humilde opinión debe contar con ese apoyo siempre y cuando no exista una empresa o alguien detrás que se lucre. Es decir, la cultura como bien común, libre y a disposición de toda la ciudadanía debe ser sustentada por todos, pero no los proyectos personales, cuyos ingresos no vuelven a las arcas del Estado sino que se quedan en el bolsillo de unos pocos.
En apenas cinco o seis años hemos presenciado cómo el precio de las entradas prácticamente se ha duplicado. El argumento que nos han dado los promotores ha sido que el aumento del caché de los artistas ha sido lo que lo ha provocado y, aunque ciertamente esta afirmación tiene algo de verdad, también lo es que antes de que muchos músicos aumentaran sus honorarios unos cuantos espabilados promotores ya habían subido el precio de las entradas. Es difícil en este caso saber qué fue antes, pero desde luego el negocio de la música en directo ha visto antes que las discográficas las ventajas que para ellos ha tenido la piratería…
Otra cuestión que cualquiera que haya asistido a un festival en este país conoce de primera mano es la notoria falta de seguridad, un tema últimamente de actualidad por desgracia. Sin embargo, la falta y en algunos casos hasta la ausencia total de seguridad es y ha sido algo demasiado habitual. Basten como ejemplo los hechos ocurridos en los conciertos de U2 en Sevilla, Bruce Springsteen en Santiago de Compostela o Héroes del Silencio en Valencia, por citar sólo unos pocos. Y no hay mucha diferencia entre este tipo de macroconciertos y los grandes festivales…
Sin embargo, hay un tema en el que promotores de festivales y conciertos sí parecen haber llegado a un acuerdo tácito y ese ha sido el plegarse a las comisiones abusivas en la venta de entradas. Bien es cierto que esas comisiones son competencia de otras entidades —o mejor dicho de una sola entidad que ejerce un monopolio de facto-, pero también lo es que los grandes festivales y promotoras han entrado en el juego a pesar de que si quisieran podrían buscar alternativas —que las hay- para sus clientes y evitarles así el “impuesto revolucionario” que supone pagar unos gastos de gestión que se reparten entre comisiones bancarias, impuestos y beneficios para la distribuidora de las entradas. Eso sí, sería interesante que realmente algún promotor se mojara en este asunto haciendo algo que de verdad beneficie al público y no sea mera copia del modelo abusivo que ya conocemos.
Seguro que muchos habéis pensado en más de una ocasión por qué si un festival tiene como cabezas de cartel tres o cuatro bandas muy grandes, que son las que van a traer al 80% del público esa noche, también encontramos ocho, nueve o diez bandas más, pero poco conocidas. Pues bien, las ventajas de elaborar un cartel así son muchas. Para empezar, conseguimos así empezar el día a una hora temprana, por lo que hay más posibilidades de tener al público consumiendo dentro del festival muchas horas antes de que tenga lugar la actuación por la que han venido. Sumad a eso la prohibición que muchos festivales tienen de llevar comidas o bebidas al interior del recinto e, incluso, de salir antes de finalizar la jornada y salen unas cuentas muy curiosas. Pero la ventaja más interesante es que en el caso de lluvia o cualquier otro tipo de inclemencia meteorológica que obligue a cancelar un concierto, la promotora no tiene obligación de devolvernos el importe de nuestras entradas si más del 50% de las bandas anunciadas han actuado (*). Imaginaros lo que sucede si después de habernos tragado siete u ocho grupos que poco nos interesan hay que suspender las tres últimas actuaciones… La jugada sale redonda si la promotora tiene contratado un buen seguro que le cubra esta situación, puesto que podría darse la situación de que acabara cobrando ese seguro pero sin obligación de devolver el importe de las entradas. Y ya ha habido algún que otro caso que apunta a alguna de estas direcciones, como el Monsters Of Rock de 2008 y otros similares.
Sin embargo, el panorama en el que nos encontramos es que muchos aún siguen llorando por la subida del IVA, argumentando que no podrán repercutir ese 13% sin perder público y que si lo asumen ganarán menos. Ganar menos, sí, esa es la tragedia que seguro que a muchos ya les empieza sonar algo manida. Pero mientras tanto, pocos se preocupan del positivo impacto que podría tener una buena gestión medioambiental o la deplorable calidad de sonido y las infrahumanas condiciones higiénicas y alimentarias que son tan comunes, aunque siempre hay algunos pocos ejemplos de buena gestión, dentro y fuera de nuestro país. Entretanto nos siguen intentando convencer de que se preocupan más de la calidad de las bandas que del negocio, Pero ya no cuela y el público no es tonto, aunque nos hayan tratado como tales durante mucho tiempo. Así que está por ver cuánto tardamos en perdernos a muchos de nuestros músicos preferidos a cambio de no pasar por el aro por un negocio que a veces no se diferencia tanto en sus prácticas del de la clase política, los bancos o muchas grandes multinaciones.
(*) En este enlace podéis encontrar más información al respecto.
Texto y fotografías: Juan Manuel Vilches
La 53ª edición del icónico festival danés sin ánimo de lucro se celebrará del 28…
Aún no hemos empezado con los rankings del 2024, pero si hay algo que tenemos…
El Azkena Rock Festival (ARF) ha anunciado hoy los primeros nombres de su 23ª edición,…
Reinventarnos en cada disco ha sido nuestro mayor desafío Sólo hay que mentar a Doctor…
La iniciativa SOM VALÈNCIA está en marcha y ha revelado la programación de conciertos que…
El concepto, filosofía, visión y propósito del LEV (Laboratorio de Electrónica Visual) es, probablemente, nuestro…
View Comments