Con el auge de los blogs y otras herramientas web que permiten la publicación de contenido por cualquier usuario hemos asistido en los últimos años a una auténtica explosión de espacios dedicados a la reflexión, a la divulgación, a la crítica de música, cine, videojuegos, etc. Este aumento de información ha sido muy positivo en muchos aspectos, pero también ha dejado la puerta abierta a mucha gente que tiene más ganas de epatar que de escribir correctamente. Pero una correcta redacción es fundamental a la hora de comunicar aquello que deseamos.
Escribir es mucho más que “juntar letras“. Debemos ser capaces de expresar unas ideas y aportar información de una forma coherente para que otras personas puedan entenderla. Aunque todo aquel que se enfrenta a la tarea de escribir de forma habitual va formando poco a poco su propio estilo, existe un gran número de recursos y procedimientos que ayudan a desarrollar el estilo. Aquí vamos a tratar de aportar algunas pequeñas recomendaciones y rudimentos elementales que puedan ayudarnos a mejorar nuestra redacción.
Contenido
– Piensa en los lectores. El texto es un puente entre el redactor y el lector, así que escribe para que puedan entenderte. Fíjate primero en el significado, el contenido, el mensaje del texto y deja para el final la gramática. Verás más claro cualquier error gramatical y no habrás descuidado el significado global del texto y la estructura por haber estado demasiado pendiente de la forma.
– Planifícate. Habitualmente es complicado hacerlo todo de una vez: buenas ideas, bien ordenadas y redactadas, sin faltas, etc. Así que dedícate de forma selectiva a cada uno de los procesos: búsqueda de información, redacción, revisión, etc.
– Ordena las ideas. Hay quienes apuntan ideas, frases sueltas o notas mientras escuchan un disco y hay quienes empiezan desde el principio la redacción. Para ambos es necesario ordenar las ideas y elaborar un breve mapa conceptual o esquema que ayude a organizar la estructura del texto. De esta forma, evitamos tener un texto en el que se salta una idea a otra o encontramos información básica al final, cuando ya estamos en pleno análisis.
– Huye del lenguaje ampuloso. Un redactor no es un político, así que su objetivo debe ser la claridad. Queremos expresar algo a través de las palabras, no ocultarlo.
– Ayuda al lector. Usa los márgenes, los subtítulos, enlaces, etc.
La legibilidad lingüística
Redactar una reseña o un artículo consiste, todo, en aclarar y ordenar una información aportando argumentos que ejerzan de base para nuestra opinión personal. Pero a medida que escribimos nuestra mente se va agolpando con nuevas ideas y datos que intentamos ir añadiendo al texto, a veces de forma un tanto irregular y farragosa. Para evitar esto, es necesario plantearse el uso de una sintaxis sencilla a fin de obtener una claridad y concreción en el texto que nos asegure la correcta comprensión del lector.
La redacción debe adaptarse al contexto en el que se inscribe. De esta forma, la reseña es un texto periodístico, pero también argumentativo. Por tanto, el lenguaje utilizado debe ser llano, asequible y eficaz. Hay que entender el texto en una primera lectura. No te engañes: si tienes que volver una y otra vez al texto porque has perdido el hilo es que no está bien escrito. José Carlos Aranda aporta unos buenos consejos en su libro Cómo se hace un comentario de texto:
– No más de 3 líneas sin un punto seguido
– No más 12 líneas sin un punto y aparte
– No más de 3 verbos en una oración
– Usar preferentemente el orden lógico de la oración: sujeto + verbo + (complemento directo-complemento de régimen-atributo) + complemento indirecto + complementos circunstanciales.
El uso de los extranjerismos está muy aferrado a ciertos contextos y situaciones comunicativas y hay quienes los usan creyendo que eso les hace parecer más cultos, interesantes o más modernos que los demás. Todos los lingüistas coinciden en que si el vocablo extranjero trae una idea nueva, pues bienvenido sea. Pero si lo usamos para mencionar un concepto que ya tiene una palabra española lo que estamos haciendo es empobrecer el idioma y, en algunos casos, incluso hacer el ridículo más bochornoso. En el ámbito musical es imposible deshacerse de las etiquetas que denominan los géneros (rock, jazz, etc.), pero sí podemos hablar de “aficionados” en vez de “fans” por ejemplo.
Estructura
Presta atención a la estructura de cada párrafo: la forma, el orden, que tenga una unidad, que ocupe el lugar adecuado, que tenga una extensión adecuada, etc. La impresión visual de una estructura desordenada o anárquica ya es motivo suficiente para que un texto eche para atrás al lector, así que imaginaos lo que significa enfrentarse a la lectura de un texto mal estructurado. La importancia del uso adecuado del párrafo es mucho más importante en una reseña o artículo que en otro tipo de textos, porque no existe otra unidad jerárquica superior, como el capítulo. El párrafo es el responsable único de la estructura global del texto, pero tampoco hay que descuidar su estructura interna. El párrafo, al igual que el texto, también debe organizarse: introducción, desarrollo, conclusión, etc. aunque no siempre ha de contener todos los elementos.
Concreción
Ayuda a la concreción un dicho muy simple: “ve al grano“. Si divagamos sin sentido, girando en torno a ideas y datos que poco o nada tienen que ver con el tema tratado no hacemos más que perder nuestro tiempo y hacérselo perder al lector. En el ámbito del periodismo musical encontramos frecuentes ejemplos en crónicas en las que el redactor nos cuenta cómo llegó tarde al concierto o en una reseña en la que nos reproduce la supuesta conversación en la que el jefe de redacción le dice que debe comentar ese disco para mañana. Estamos así ante información que no interesa y resta espacio al contenido en el que nos debemos concentrar.
Para expresar correctamente las ideas es obvio que necesitamos conocer las palabras adecuadas, de manera que es recomendable no meterse en terrenos que no conocemos para evitar caer en errores. Por ejemplo, si no tenemos conocimientos básicos de teoría musical es mejor no meternos a dilucidar si tal intérprete tiene o no predilección por escalas disminuidas. Así que tengamos en cuenta la importancia de precisión y usemos un vocabulario específico en la medida de lo posible.
Evita repeticiones innecesarias y palabras comodín. La escritura está plagada de rutinas verbales que, con el tiempo, tendemos a explotar. Todos acabamos cayendo en vicios como abusar de un estructura sintáctica concreta, repetir estructuras en distintos párrafos, usar los signos de puntuación de forma errónea o confusa, la excesiva repetición de palabras a modo de muletillas, etc. Por otra parte, a menudo nos encontramos con frases “hinchadas“, cuyas subordinadas tan sólo nos traen “frases hechas“, “coletillas” o clichés. Eliminémoslas. Queremos aportar algo en cada texto, en cada párrafo y, por supuesto, en cada frase.
Signos de puntuación
Es muy importarte prestar especial atención a los signos de puntuación. Las normas básicas de su uso las podéis encontrar en cualquier manual (ver bibliografía y enlaces útiles), así que aquí podemos usar un sencillo ejercicio que puede ayudarnos en esta cuestión. Tomemos un texto al azar y leámoslo en alto haciendo las pausas de entonación que nos aportan los signos de puntuación. Es decir, una mínima pausa con la “coma“, una pausa algo más larga con el “punto y seguido“, al cual le suele seguir otra frase relacionada con el tema que se está tratando; y una pausa larga con el “punto y aparte“, que nos dice que vamos a cambiar de tema. De esta forma, veremos mucho más claro los tiempos y pausas que requiere el texto.
Revisión
En la medida de lo posible deja reposar el texto. Pasadas las horas o los días lo verás con nuevos ojos y la revisión será más productiva. También es bueno pedir consejo a un amigo o un familiar y mucho mejor si la persona tiene conocimientos lingüísticos o el desempeño de su trabajo le obliga a escribir muy a menudo. Escucha bien su opinión, no te excuses. El objetivo es que esta opinión te sirva para mejorar tu escrito.
A la hora de revisar nuestros textos podemos tomarlos desde diversos puntos de vista. En primer lugar, podemos leer nuestro escrito como un profesional. Es decir, nosotros sabemos de qué va el tema, así que ¿se entiende todo bien? Podemos afrontar el texto como lector. Por un momento, imaginemos que estamos ante un texto nuevo. Además, en muchas ocasiones no percibimos algunos matices en la lectura que el oído sí es capaz de ver. Lee el texto en voz alta.
Por supuesto, a esta pequeña relación de recomendaciones podemos añadir muchas más, así que esperamos vuestra colaboración para elaborar entre todos una buena colección de recursos y enlaces que nos sirvan para mejorar nuestra redacción.
Enlaces útiles
– Sobre los signos de puntuación en el Diccionario Panhispánico de dudas.
– En Scribd y Slideshare podéis encontrar un buen número de textos con recomendaciones y consejos para mejorar la redacción.
Bibliografía
• CASSANY, Daniel. La cocina de la escritura. Barcelona. Anagrama. 1995
• ARANDA, José Carlos. Cómo se hace un comentario de texto. Berenice. 2009.
• SERAFINI, Cómo se escribe. Técnicas para mejorar la redacción. Barcelona. Círculo de lectores. 1992.
Texto: Juan Manuel Vilches
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Agradezco la mención a mi obra. Y recomiendo vivamente la última publicada, "Manual de redacción para profesionales e internautas" (Berenice, 2011), una obra práctica con más de 70 ejercicios cuyo solucionario se encuentra en internet. Un abrazo y quedo a vuestra disposición.
José Carlos Aranda
¡Muchas gracias José Carlos! ¡Qué grata sorpresa encontrar un comentario suyo en mi artículo! Espero que la síntesis que he hecho de los aspectos que me han parecido más relevantes de su obra le haya parecido interesante. Me apunto su recomendación.
que bueno esta
esta muy ueno gracias me ayudaron con la tarea