La música nos proporciona un espacio en el que la cruda realidad y las preocupaciones diarias no tienen cabida generalmente, pero también es probable que muchos sintamos a veces que se halla quizá un poco lejos de esa misma realidad. Actualmente la música está más cerca del ocio que de la cultura, lo que la ha alineado con los mismos maestros de marionetas que juegan con los hilos de la economía o la política internacional. Si hace unos meses tratábamos aquí la cuestión de la implicación del periodista musical en la situación actual, ahora es el turno de los músicos.
Con honrosas excepciones, la situación es que la música actual —y más concretamente la española- parece no leer los diarios, hablando siempre por supuesto en líneas generales. Mientras el mundo parece hacerse aún más duro, cruel y agresivo de lo que ya era, muchos músicos continúan hablando de otras cuestiones (y es que el amor lo puede todo), haciendo oídos sordos —al igual que los políticos- de las miles de personas que se manifiestan en cientos de ciudades para decirles a sus gobiernos que no lo están haciendo bien y que existe otro camino. Muchos seguramente ni siquiera habrán pensado en que esta actitud le está alejando a pasos agigantados de su público que, con el tiempo, acabarán por apartar su música muy posiblemente hartos de escuchar sandeces mientras su vida se hace cada día más complicada.
Estamos muy lejos de aquellos 60 y 70 en los que podíamos encontrar grandes músicos como John Lennon en la calle, pancarta en mano y apoyando diversas causas; Jimi Hendrix, apoyando a los Panteras Negras; Grateful Dead al frente de un nuevo estilo de vida; Marvin Gaye y Sam Cooke luchando por los derechos civiles y tantos otros, como Bob Marley o Fela Kuti, que se implicaron musical y personalmente en su tiempo presente. Mucho antes también lo hicieron Louis Armstrong, Duke Ellington, Charles Mingus o Max Roach y fueron investigados por ello por sus gobiernos.
Desde luego siguen existiendo músicos implicados en el tiempo que les ha tocado vivir y que a través de sus letras ponen la lupa sobre temas sociales y de actualidad, pero lo que parece más complicado es que puedan tener la misma influencia y repercusión que otros tuvieron durante los años 60 y 70, como bien indica Xavi Sancho en este artículo. Lejos quedan ya también los años en que bandas como Suicidal Tendencies, Biohazard o Agnostic Front canalizaban el descontento de una parte de la sociedad norteamericana. El thrash perdió pronto su rabia y la del punk fue rápidamente tomada y mejor usada por el hardcore, y otros géneros como el rock o el folk se esconden a menudo detrás de introspecciones personales y devaneos por otras temáticas.
Aún es posible hoy en día encontrar compromiso en la música y las letras de gente como Dr. John, Tom Waits, Rush, Ani Difranco, Ben Harper de vez en cuando, Michael Franti, Aloe Blacc al menos en su interesante disco debut, Van Morrison con su magnífico nuevo trabajo o Declan Debarra en un tono menos concreto. Ministry y Gallows también han dado la cara recientemente e incluso reputados músicos como Tom Morello, Serj Tankian & Tim McIlrath se unieron para poner voz al movimiento Occupy Wall Street. Siempre está también Bruce Springsteen, mucho más tibio, y por supuesto, no podemos dejar de mencionar al polifacético Jello Biafra, un tipo que siempre ha estado más interesado por tocar temas políticos que personales y cuyas entrevistas son mucho más esclarecedoras para entender la situación mundial que la mayor parte de los análisis que aparecen en publicaciones económicas.
Hay géneros que últimamente han sido más proclives que otros a plasmar temas políticos en sus letras, como el rap. En su último trabajo Nach ha dedicado muchos minutos a ello en cortes como el tremendo Réquiem o Tú, sin contar alusiones en otros y algunos menos políticos y más sociales. El Chojin también lo ha hecho recientemente, con Únete a mi bando o Rap Vs. racismo en compañía de otras grandes voces del rap español y Tote King lo hizo hace un par de años con La crisis. Pero donde parece que la política ya no es un tema que interese a nadie es en el rock de este país. Aunque aún contamos con bandas como Def Con Dos o los siempre combativos e inteligentes Soziedad Alkohólika, es casi imposible ya encontrar temas como Es un crimen, La historia se repite o No somos nada. Es cierto que hemos asistido recientemente a algunos ejemplos, como la versión que Alejo Stivel hizo hace poco del clásico de Silvio Rodríguez Ojalá dedicándola a Angela Merkel y el gesto se agradece, pero la verdad es que lo que se echa en falta no es sólo mayor implicación y compromiso por parte de los músicos españoles, sino también algo más de enjundia y contenido en sus mensajes.
Todos los movimientos que desde los años 60 han luchado por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y conseguir mayores derechos y libertades tuvieron su momento e incluso sus logros, pero la lucha no ha terminado. Los músicos tienen una responsabilidad y esa es servir de voz que amplifique las ideas y los sufrimientos de gran parte de la población, como bien asumieron hace años muchos músicos de blues, de soul, de jazz o de rock. Seguimos inmersos en una situación en la que debemos seguir luchando por nuestros derechos y los músicos no pueden seguir mirando hacia otro lado.
Texto: Juan Manuel Vilches
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Mi última composición/granito-de-arena a la causa: Nanay! (#Occupy)
http://soundcloud.com/rafael-linan/nanay-occupy
Pronto habrá más...
Saludos
¡Magnífico Rafael! Me ha encantado tu comentario. De alguna forma con este artículo pretendía también que quienes estuvieran haciendo cosas en esta línea las mostraran, así que has repondido de la mejor forma a la pregunta que titula el texto: mostrando tu trabajo. Si hay más ejemplos quizá pueda hacer en el futuro otro artículo, esta vez dedicado a esos músicos que sí han comprometido a través de su música.
¡Un saludo!