Desde hace un tiempo seguro que muchos habéis notado que muchas publicaciones musicales, tanto digitales como físicas, cada vez dedican más espacio a reportajes o artículos dedicados a cuestiones curiosas, listas o incluso a aspectos poco relacionados con la música. Así, no es difícil encontrar artículos dedicados a polémicas y e incluso de índole claramente sexual, en los que se habla sin pudor por ejemplo de la belleza de los músicos, sin prestar atención ninguna a sus trabajos.
¿Qué ocurre? Pues simple y llanamente este tipo de contenidos reciben muchas más visitas que otros. La cuestión no tiene mucha complicación, puesto que si necesitamos —o queremos muchos más- ingresos está claro que tenemos que dar prioridad a contenidos que nos proporcionan más visitas. En esta ecuación y visto el lento pero incesante descenso que sufren las reseñas en los últimos años queda bastante claro que éstas no reciben tantas visitas como antes.
El peligro que comporta esta situación es similar al que conlleva lo que ocurre en otros sectores y ese es la mercantilización de prácticamente todo lo que nos rodea. Todo es cuantificable económicamente y lo que no es rentable no sirve o no interesa. En la sanidad ya podemos ver en muchos lugares de nuestro país como un paciente crónico es considerado un problema, mientras otro tipo de pacientes son mejor vistos, porque aportan mayores beneficios para las empresas y UTEs que gestionan ciertos hospitales privados. Y como en la sanidad lo tenemos ya en prácticamente cualquier sector de la vida pública…
La prensa musical también está inserta en este brutal proceso de supeditación a los beneficios económicos y, aunque como empresa privada cualquier publicación efectivamente debe tener éste entre sus objetivos principales, también es cierto que la prensa debe tener una ética y un compromiso con la sociedad. Es decir, ¿por qué abrazar los valores y principios que nos han llevado a la situación económica y política actual? ¿No deberíamos buscar en otro lugar nuestros principios y con mucho más ahínco aún en un momento como el que vivimos? ¿Qué queremos aportar?
No podemos pensar que el público sólo quiere leer artículos insustanciales o curiosos y por ello nuestra única opción deba ser dárselos. Tenemos que mirar también hacia nosotros mismos y nuestro propio trabajo, porque en una red absolutamente saturada de información es lógico que el aficionado dedique más tiempo a buscar y escuchar discos que a leer reseñas, así que quienes nos dedicamos a esto tenemos la obligación y el reto de aportar al público un texto de interés, que vaya más allá de lo que ya conocemos, implicándonos también como ciudadanos. Tenemos que conocer más a los lectores, saber qué quieren y qué les interesa para poder dárselo sin caer en la búsqueda fácil de miles de clics curiosos que habitualmente conllevan un escaso tiempo de permanencia y lectura.
El espacio cada vez menor que ocupan las reseñas de discos en las publicaciones especializadas debería darnos qué pensar, tanto a medios como a redactores. Pero, sobre todo, que estas pequeñas parcelas para la reflexión y el análisis, cuyo espacio está siendo desbancado por un tipo de contenidos que desde luego no aportan más que algo de efímero entretenimiento en el mejor de los casos, también son parte de la música. Y su disminución, sin duda, supone una herida más en el ya maltrecho mundo de la cultura.
Texto: Juan Manuel Vilches
Opinión — ¿Ya no interesan las reseñas de discos?3 thoughts on “”
Malos tiempos estos para conjugar conflicto moral y negocio.
Por muy loables que sean los principios éticos de una publicación musical (definido en su línea editorial), no debemos olvidar que es no es una ONG, sino una empresa.
Dicho lo cual, reniego de aquéllas que, en busca de la maximización de los beneficios, se venden a alimentar el morbo del lector y, como lectora, me avergüenza que las historias banales y los cotilleos sea lo que más interese a aquéllos que se llaman aficionados a la música en lugar de la crítica musical, reseña de discos, noticias sobre conciertos o nuevos músicos, que se supone es el leit motiv de las revistas musicales.