The Postal Service dejó un importante poso en la música del nuevo siglo, y es que su primer LP (y posiblemente último) estableció ciertas pautas en la indie-electrónica que han sido seguidas por una buena cantidad de bandas. Give up era un álbum redondo, donde se hacía uso de la electrónica para crear atmósferas acogedoras, melancólicas o desosegadas, pero nunca frías, como muchas veces se cataloga a este tipo de sonidos. Las voces delicadas y suaves también forman parte de este subgénero, hablando sobre temas cotidianos que nos tocan a todos, pero otorgándoles ciertos significados y simbolismos desde un prisma más emocional. Las guitarras acústicas son un importante elemento para acentuar la sensibilidad y delicadeza de la música. Y sí, como estaréis pensando, Owl City y su Ocean Eyes cumplen con estas directrices, no a rajatabla, pero si lo suficiente como para compararlos con la extinta banda de Ben Gibbard y Jimmy Tamborello. A veces quizás demasiado.
Y es que su estilo es muy semejante, pero el mayor parecido radica en la voz de Adam Young, casi calcada a la de Gibbard, lo que le hace perder un poquito de personalidad a su proyecto. Aunque a falta de un nuevo álbum de The Postal Service, tampoco resulta un trauma insuperable. A pesar de tanta comparación (por otro lado inevitable), Owl City reutiliza el resto de fórmulas con bastante sabiduría y aporta su propio toque personal, quizás sin un aura tan indie como en un principio se podría esperar, porque prefiere un estilo más cercano al emo-pop (nada que ver con Tokio Hotel). Porque los estribillos luminosos y potentes están a la orden del día, como en el single “Fireflies”, que consigue a la primera lo que pretende esta corriente: emocionar. Letras que hablan de sueños y proyecciones, ilusión y fantasía, con un halo de inocencia que hace de su música algo realmente encantador.
Es verdad que a veces cuesta distinguir canciones, los lugares comunes son más que habituales y utiliza los mismos trucos emotivos y tópicos una y otra vez, pero escuchar por completo Ocean Eyes contagia una sonrisa de la que es difícil desprenderse. Y es que aparte del genial single elegido para presentarlo, el álbum está repleto de canciones para encandilar al más pintado: “On the wing” o “Hello Seattle”, hermanas mellizas, son canciones vitales y brillantes; el dueto acústico “The saltwater room”, junto a Breanne Duren (con una voz muy Nina Persson), resulta delicioso: “The tip of the iceberg” es dance en estado puro, enérgico y positivo; la adictiva “Vanilla twilight”, azucarada pero preciosa al fin y al cabo (aunque su producción suene a balada de segunda de cualquier artista r&b). Y es que en general no hay demasiados altibajos y Ocean Eyes mantiene muy bien el tipo. ¿Qué puede pecar de facilón? Es innegable, pero la formula funciona, y lo que es mejor, sus maneras gustarán a un espectro de público bastante amplio, sin que ninguno de ellos se sonroje al escucharlo. Como curiosidad hay que reseñar que “Fireflies” ha alcanzado el número uno del Billboard americano, un milagro para un tema de esta índole.
VALORACIÓN: 7.5
Artista: Owl City
Álbum: Ocean’s Eyes
Discográfica: Universal
País: EEUU
Año: 2009
Más información: web oficial, myspace
dyorch