Todos nosotros, en algún momento de la vida, necesitamos un sedante melancólico. Hay uno en forma de música que no está mal, se llama Peter Broderick.
Dicen que es un místico, una mezcla entre un monje gregoriano y un rapsoda de la antigua Grecia.
Empezó tocando el violín en su Copenhague natal, en una banda de folk llamada Efterklang, ya entonces su música se contagiaba de agua, tierra, fuego y aire, cuatro elementos en busca de la máxima intensidad sonora. Dos años después empezó su camino en solitario, su instrumentalismo campestre llegó en discos como “Retreat/Release“, “Docil” o “Float” en los que el piano y el violín lo invaden todo y nos hacen retroceder a los inicios de Yann Tiersen.
Ahora Broderick se lanza a cantar, lo hace en “Home” un disco hipnótico en el que destapa una voz de sorprendente madurez a lo Nick Drake pero que no olvida su vocación instrumental.
Canciones que te envuelven en una atmósfera nostálgica, profunda, más cercana al pesimismo que a la alegría vital. Menos mal que composiciones como “Below it” nos salvan de caer en un pozo oscuro.
Un tipo peculiar que también se ha sumado a la moda de usar youtube para tocar sobre sus propias bases musicales, sólo que él lo hace en pijama.
Podríamos decir aquello de: te gustará si te gusta… She & Him, M. Ward o Dolorean porque ha colaborado con ellos en varias ocasiones.
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