Tras mostrar su imagen más asilvestrada e hiriente gracias a la stravaganza Vicious Country, editada a pachas junto a su compañera sentimental, la bajista Galea, guarda en el saco ese fotograma tan country como punk para retomar su estilo de hard blues con neta influencia setentas. Tan es así que ‘The Fight Is On‘, canción que inicia el álbum de igual nombre, se encadena a la mirada y al whisky de unos Molly Hatchet. ‘We Got Some Rocking To Do‘ podría haber estado en una futura grabación de The Company Of Snakes, de no ser por esa ruptura que les borró del mapa, anulando con ello la esencia de los primeros Whitesnake.
El blues con peinado swing, singular por sus hallazgos en la carrera del desaparecido Willy DeVille —en su etapa cual Mink DeVille—, está presente en cada estrofa de ‘The Right Time‘. Y un homenaje a Nueva York, al igual que a sus mayores en esto del show business, flota gracias a ‘NYC 1977 Til…‘ —con recuerdo al ‘Walk On The Wild Side‘ de Mr. Reed incluido—, canción en la narra sus días por La Gran Manzana cuando únicamente era un chaval de diecisiete años que salía del Bronx, su barrio natal.
Y así discurre un disco potente, sin agujeros o manchas de aceite en los que pueda tropezar el oyente. Popa Chubby sigue la línea de redondos como aquel Booty And The Beast del 95, por lo que el melómano curioso que le descubrió en los 90 puede continuar apostando a que su próxima compra resultará acierto seguro.
Sergio Guillén