Los Festivales de música siempre tienen un punto negativo: el tiempo de espera es inversamente proporcional a la duración de los mismos. Un año prácticamente de espera entre edición y edición debido a un doble factor: el engagement con el público por parte de la organización y un hambre insaciable de la mayoría que, en lugar de disfrutar del evento presente, está ya pensando en si la próxima edición será mucho mejor que las anteriores.
En el caso del popArb quizá no nos ha ofrecido la mejor oferta musical si la comparamos con algunas anteriores; cierto es que, en esta ocasión, pocas eran las sorpresas y novedades a las que podían agarrarse para ofrecer un festival de aquellos de órdago. Sin embargo, el número de asistentes, muy similar al del año pasado, dejó claro que este es un festival que gusta, y mucho, y que cuenta con la fidelidad de un público que sigue disfrutando de la música realizada en los países catalanes dentro de un entorno mágico.
Con el jueves añadido dentro de su oferta musical nocturna finaliza la edición más extensa cuyo momento de reflexión ha de venir justamente ahora. ¿Hacia dónde ha de ir ahora el popArb? Eso es algo que no solo se pregunta la prensa y el público, sino que es la misma pregunta que ha decidido plantearse la dirección del festival antes de comenzar a trabajar en la edición del 2015. Según Anna Cerdà , directora del festival, ha llegado el momento de crecer o de hacerse más pequeño pero, tome el festival la dirección que tome, parece ser que alguna variación en formato sí que tomará este.
Jueves 26
El hecho de celebrarse en jueves convirtió a esta jornada en la más tranquila de todas. Algo totalmente previsible, teniendo en cuenta que el siguiente era día laborable. Este fue uno de los motivos de que la programación fuese la más rala de las tres noches, y el aforo al escenario limitado. Tampoco ayudó la climatología, frenando los impulsos de los más temerosos; aun así, un acertado cambio de escenario propició que el público pudiese disfrutar con las actuaciones de Joana Serrat, Guillamino & The Control Z’s, antes de finalizar ese inicio de fin de semana prematuro con la presencia de Miqui Puig en su formato DJ.
Viernes 27
Con la llegada del viernes atrás quedaron las nubes para dejar sitio a un sol resplandeciente. Tras una previa en el espacio de Can Torres de la mano de Erm, el festival retomaba su main course en el clásico doble escenario de Can Cassó, uno de los aciertos y emblemas de esta cita en la que, para gozo y disfrute del espectador, los conciertos se suceden de manera ininterrumpida, convirtiendo a la música en la verdadera protagonista del evento, en detrimento de los irritantes tiempo de espera entre grupo y grupo.
La velada comenzó con Raydibaum para, acto seguido, dejar espacio a un esperadísimo dueto: Pau Riba & Pascal Comelade. La presentación de Mosques de Colors, su trabajo conjunto, se realizó en forma de cuarteto, con piano de cola incluido, y con una puesta escena muy teatral. El listón había subido, y Refree era el encargado de demostrar si podría o no mantenerlo. Con un disco mucho más eléctrico que los anteriores, la banda de Raül Fernández cumplió lo que de ella se esperaba, mostrando entusiasmo y complicidad durante todo el bolo.
Luego llegó el turno de Manel y aquí la diversión se convirtió en devoción. Encumbrados a lo más alto del Olimpo por crítica y público, estos muchachos demostraron que lo suyo no son las pasarelas de los ídolos de barro, sino la entrega de quien se debe a quienes les han ayudado a ser lo que son. Mucho talento creativo y técnico que se vio complementado con la colaboración final de Dani Vega (Mishima) en el momento más “punk” del Festival, cuando este, en plena interpretación de “Teresa Rampell” acabó destrozando la guitarra a golpes contra el escenario, al más puro Pete Townshend’ Style. A partir de aquí la energía se intensificó con las actuaciones de Carlos Cros y Mazoni antes de que el silencio se convirtiese en la calma que presagiaba la llega del sábado.
Sábado 28
La jornada se despertó tempranera con diferentes actuaciones de tarde repartidas entre los escenarios Prat Rodó y Can Torres. Pero poco antes de las 21h, la noche volvía a arrastrar a propios y extraños a ese ring de dos esquinas que se encargó de inaugurar Caïm Riba (hijo de Pau Riba) y de secundar Me and the Bees. Poco después de las diez de la noche Sanjosex consiguió el primer pleno de la jornada ofreciendo, a su vez, uno de los directos más potentes de todo el fin de semana. Nada tendrían que envidiar los componentes de The Free Fall Band quienes demostraron que ya se han ganado un puesto en la Major League.
La noche continuó con la segunda actuación de Miqui Puig, en esta ocasión en formato banda y presentando su nuevo proyecto: Miqui Puig i l’Agrupació Cicloturista. Luego vendría el turno de Animic y Mishima, que acompañaron a la presentación de su último trabajo, L’Ã nsia que cura con un ejercicio de pirotecnia por obra y gracia del batería del grupo, Alfons Serra.. Cabo SanRoque, “disfrutó” del honor y la responsabilidad de actuar entre ellos y uno de los más deseados: Joan Colomo, todo un artista fuera y dentro de su cabeza que no se doblega ante peticiones no deseadas pero que es capaz de hacer bailar a todos los asistentes con la misma autoridad que espontanea gracia. Punto y final con Lasers y hasta otra… si la Organización quiere.
No han faltado, como viene siendo habitual, los agradecimientos por parte de la dirección a equipo técnico, voluntarios, sponsors, colaboradores, público, prensa pero, sobretodo, a Arbúcies y su gente, que sufren y conviven las jornadas que dura el festival con una gran amabilidad y, porqué no admitirlo, alegre aceptación. No sabemos lo que pasará en el 2015, pero de lo que si estamos seguros es de que ya se está trabajando en la oncena edición.
Fotos: Oficiales