Foto: Pumuky
Foto: GAF y la Estrella de la Muerte
Su directo tiene algo de sobrio pese a la presencia multitudinaria de siete músicos. No hay artificio, ni muchas palabras de presentación, ni discursos entre canción y canción, sólo canciones. Y la propuesta a veces se difumina, pierde intensidad o acaba rozando el exceso de densidad, por seguir esa estela emocional cargada de grasas no permitidas para diabéticos, pero gana con canciones como “Los enamorados”, “Si desaparezco” o “Lobo estepario contra caballos desbocados”. Pequeñas estampas existencialistas, de mundos reales tratados con espíritu imaginario, donde la vida pierde fuelle y la gravedad pesa realmente. Sus más y sus menos, en una banda con grandes destellos de rock estratosférico y grandes melodías etéreas, sugerentes y con sabor a sueño. Rodaje ya tienen. Ya avisaba una canción de su primer disco ‘De viaje al país de las tormentas’ (2005), “Vértigo ante la posibilidad inminente de ser feliz”.
Como aperitivo a la velada Gaf y La Estrella de la Muerte dentro de un género semiacústico, sin percusión, cercano al folk y a la americana, consiguió despertar el interés y mostrar ciertas composiciones notables, otras previsibles y repetitivas. El tiempo dirá.
Andrés Castaño